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Grandes profesionales de la Ingeniería Civil. Agustín de Betancourt

Miércoles, 05 Junio, 2024

El Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas empieza una nueva campaña en el mes de junio. Se trata de “Grandes profesionales de la Ingeniería Civil”, que recoge la trayectoria de nuestros Ingenieros Civiles a lo largo de la historia.

Y, como no podía ser de otra manera, comenzamos con Agustín de Betancourt, en el año en el que se celebra el 200 aniversario de su muerte. 

Sus primeros pasos

Betancourt nació en 1758 en Tenerife, proveniente de una familia de alta alcurnia de la época y de la isla. Betancourt formaba parte de una ilustre familia militar y noble. Por parte paterna, su padre era Teniente Coronel de los Reales Ejércitos y Caballero de la Orden de Calatrava.  Además, criado en la industria textil, era un intelectual de la época, siendo uno de los miembros fundadores de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife.

Por parte materna, Betancourt procedía de los marqueses de Villafuerte, familia que había ocupado el puesto de Capitán General de Venezuela. 

Betancourt recibió una educación liberal, con los preceptos de las lenguas (especialmente el francés) y los buenos modales de su condición social. Además, tanto él como sus hermanos acompañan a su padre a las tertulias de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. 

Fue allí donde presentó, en 1778, una innovadora máquina para el hilado de la seda, inspirado en la idea de su hermana y con la ayuda del padre. Con motivo de dicho invento, se le concedió una beca de estudios en Madrid. 

Su despegue

“Ingresó en los Reales Estudios de San Isidro y en la Real Academia de San Fernando. Sus primeros encargos para el Conde de Floridablanca en 1783 son la inspección del Canal Imperial de Aragón y el estudio de las minas de Almadén, sobre cuyo estado redactó tres detalladas memorias; en este mismo año y ante la Corte Real elevó, por primera vez en España, un globo aerostático en la casa de campo del Infante don Gabriel. Asistiendo el propio rey, y los infantes grandes de España, ministros y otras personalidades. El globo tenía dos metros de diámetro aproximadamente y estaba realizado en tafetán barnizado (Wikipedia)”. 

Posteriormente, estudió en París, en la Escuela Nacional de Puentes y Carreteras e investigó en la Ingeniería Civil para el Conde Floridablanca. En los inicios de su carrera, escribió varios estudios en relación a la maquinaria descubierta durante sus viajes a París y Londres. 

“En la primavera de 1784, Agustín de Betancourt, recomendado por Floridablanca al ministro de Indias José Gálvez, se estableció en París con el fin de ampliar sus estudios. Se iniciaba así un largo y fecundo período en su vida que abarcó desde 1784 hasta el verano de 1791, con un breve viaje a Inglaterra en 1788. En París dirigió un importante grupo de pensionados españoles que en pocos años reunieron la mejor colección de memorias, planos y documentos relacionados con la ingeniería civil de toda Europa, y que constituirá el fundamento del Real Gabinete de Máquinas (Real Academia de la Historia)”. 

Este organismo, el Real Gabinete de Máquinas, se inauguraría en 1788, bajo el Mandato del Conde de Floridablanca y, por supuesto, con la gestión de Betancourt: “El resultado fue el primer museo español dedicado a la ingeniería: una colección espléndida que fue llevada a Madrid en 1791 e instalada en unos salones del Palacio del Buen Retiro. Todo estaba constituido por 270 maquetas, 359 planos y 99 memorias. Y a la vista de todos, pues fue abierto al público para que lo pudieran apreciar quienes lo desearan (La Razón)”. 

Pero, volviendo a los estudios y trabajos de Betancourt, tanto en su época francesa como en su viaje a Inglaterra, encontramos “Memoria sobre la purificación del carbón de piedra, y modo de aprovechar las materias que contiene”, que fue implantado en la industria asturiana; y “Memoire sur une machine à vapeur à double effet” y “Memoire sur la force expansive de la vapeur de l’eau”, sobre la máquina a vapor de doble efecto, que dio a conocer en Francia y basada en los mecanismos a vapor visitados en Birmingham. 

Entre los inventos más destacados de Betancourt, que disfrutó de una gran reputación durante su trayectoria, encontramos la mejora del telégrafo, tal y como resumen en la Real Academia de la Historia: “Otra invención de gran relevancia fue un nuevo telégrafo óptico muy superior al que había implantado en Francia el ingeniero Claude Chappe. Lo desarrolló Betancourt con la colaboración de su amigo el renombrado relojero Abraham Louis Breguet; ambos presentaron una "Mémoire sur un nouveau télégraphe et quelques idées sur la langue télégraphique", que presentaron al Directorio de la República. El ministro del Interior del Directorio solicitó en 1797 un informe a la Academia de Ciencias para que dictaminara sobre las ventajas del nuevo telégrafo; un comité de sabios, formado por Borda, Charles, Coulomb, Delambre, Lagrange, Laplace y Prony, se pronunció por la superioridad del nuevo telégrafo sobre el de Claude Chappe. El telégrafo Betancourt-Breguet no se estableció en Francia, pero sí en España, funcionando ya en 1800 una línea entre Madrid y Aranjuez, donde residía la Corte en verano”. 

Betancourt fue recibido con honores en España, siendo el encargado de Inspección General de Caminos y Canales en 1801, dos años después de la creación de dicho organismo. Con motivo de los problemas que se estaban dando en algunas infraestructuras de la época, se dio entonces un paso adelante y se creó, en 1802, la Escuela de Caminos de España, que en su inicio se denominó Estudios de la Inspección General de Caminos y Canales, promovida por nuestro ilustre Ingeniero Civil. “La Escuela de Caminos y Canales tuvo una vida breve, pues las clases se interrumpieron el 2 de mayo de 1808, cuando el curso académico estaba ya a punto de finalizar, debido a la invasión francesa. No volvería a abrir sus puertas hasta 1821, y aún entonces tendría una vida efímera, pues volvería a ser clausurada por la reacción absolutista en 1823. Será en 1834 cuando la escuela inicie una nueva andadura, esta vez definitiva (Real Academia de la Historia)”. 

Su etapa rusa

Betancourt, que llegó a comprar la Real Fábrica de Algodón de Ávila, continuó llevando a cabo destacados trabajos en torno a la gestión del agua, como es el caso de “Mémoire sur un nouveau système de navigation intérieure”, ya realizado en su segunda etapa en París, que comenzó en 1807 y tras sus desencuentros con el gobierno y la situación inestable que vivía España en dichos momentos. 

Por honor a nuestro país, rechazó trabajar para Napoleón Bonaparte y se marchó a San Petersburgo, con su familia, en 1808. Allí, su ascenso social fue imparable: “Una de las primeras preocupaciones de Betancourt en Rusia fue crear una moderna escuela de ingeniería civil, análoga a la Escuela de Caminos y Canales que había fundado en Madrid en 1802. Tras establecerse en San Petersburgo, promovió la creación (en 1809) del Cuerpo de Ingenieros de Vías de Comunicación, del que fue nombrado inspector, siendo ascendido, ese mismo año, al cargo de teniente general del Ejército ruso. También a instancias de Betancourt se creó, a finales del mismo año 1809, el Instituto de Vías de Comunicación, con algunas diferencias del que anteriormente había fundado en Madrid. Los estudios en San Petersburgo duraban cuatro años (en vez de los dos que tenía en Madrid), y las clases se daban en francés, lengua bien conocida por la burguesía y la aristocracia rusa (Real Academia de la Historia)”. 

A partir de allí, Betancourt realizó destacados trabajos tanto de Ingeniería Civil como de Arquitectura, siendo el padre de importantes edificios en la rusa zarista. Pero, en 1822, el propio Zar abandonó a Betancourt, retirándole su confianza. Fue en ese momento, justo en 1824, cuando Agustín abandonó todos sus cargos y se retiró falleciendo ese mismo año y siendo enterrado en San Petersburgo. 

Más información

Si quieres conocer más sobre la etapa de Agustín de Betancourt en Santa Cruz, su ciudad natal, puedes leer el artículo sobre dicha época en el número 425 de Cimbra, la revista de Ingeniería Civil del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas. 

Te animamos, además, a profundizar sobre su figura, especialmente en la época rusa, en este artículo de la Real Academia de la Historia, del que se han tomado buena parte de los entrecomillados de esta publicación.