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Debate sobre las Infraestructuras: ¿mantenimiento o construcción?

Viernes, 29 Noviembre, 2024

Ya sea por el cambio climático, las migraciones de población o los giros en las preferencias urbanísticas de la población, el futuro de las infraestructuras en España se encuentra envuelto en una gran interrogante.

A pesar de los avances logrados a lo largo de estas décadas a través de fuertes inversiones en grandes proyectos, hoy surge la duda sobre si el modelo actual es suficiente para enfrentar los desafíos del siglo XXI. La necesidad de adaptar y mantener las infraestructuras existentes cobra hoy más protagonismo que nunca frente a la construcción de nuevas, en un escenario donde la sostenibilidad, la resiliencia y la eficiencia se convierten en prioridades . 

El deterioro de muchas infraestructuras, agravado por el cambio climático y el envejecimiento de las redes, plantea nuevos retos en sectores clave como el transporte, la energía, y el agua. Mientras tanto, la migración hacia las grandes ciudades y las nuevas demandas urbanísticas exigen una revisión del modelo actual y la forma de llevarlo a cabo. Las grandes obras de infraestructura, que históricamente definieron el desarrollo del país, como autopistas y líneas de alta velocidad ferroviaria, ya no parecen ser la única respuesta. La falta de inversión en el mantenimiento adecuado de las infraestructuras existentes ha dejado en evidencia la fragilidad de muchos sistemas, que ahora requieren otros métodos de adaptación urgentes para garantizar su funcionabilidad y durabilidad.

El debate sobre cómo abordar estos retos está dividido. Algunos expertos abogan por una fuerte inversión en mantenimiento y rehabilitación de infraestructuras, considerando que es más rentable a largo plazo y más sostenible intentar recuperar las que ya existen, en lugar de destinar recursos a nuevas construcciones. Argumentan que, además de reducir los costos, la rehabilitación contribuiría a minimizar los impactos ambientales derivados de la demolición y construcción de nuevas estructuras.

Por otro lado, hay quienes defienden la necesidad de continuar con el aumento en el número de las infraestructuras, aunque con un enfoque más centrado en fortalecer la sostenibilidad. La transición energética y la digitalización de las redes de comunicación, por ejemplo, exigen una renovación de las infraestructuras, que no solo debe centrarse en la cantidad, sino en la calidad y la eficiencia a largo plazo. Además, la creciente urbanización y la adaptación de las ciudades al cambio climático requieren inversiones en infraestructuras resilientes, como sistemas de drenaje eficientes y redes de transporte público más sostenibles.

En este contexto, el gobierno y las autoridades locales enfrentan una difícil tarea. La priorización de los proyectos y la gestión de los recursos disponibles determinarán en gran medida cómo España podrá afrontar los desafíos futuros. La situación exige un replanteamiento de las políticas públicas y una planificación más estratégica que permita dar respuesta tanto a las necesidades inmediatas como a los objetivos de sostenibilidad a largo plazo.