
Las infraestructuras durante el apagón: la importancia de su mantenimiento y buena gestión por parte de los Ingenieros Civiles
Martes, 29 Abril, 2025El 28 de abril pasará a la historia como el gran apagón español. Una situación imprevista que nos llevó a vivir sin electricidad durante una media de ocho horas en toda la península.
La caída de la red eléctrica, que llegaba en torno a las 12,30 horas, continuaba hasta más de doce horas después en algunos puntos de la geografía española. Un posible escenario apocalíptico que no tuvo lugar gracias a los servicios e infraestructuras clave de nuestro país.
En primer lugar, los profesionales de la sanidad y de las Fuerzas de Seguridad del Estado que, una vez más, demostraron la importancia de su labor, especialmente en situaciones de crisis. En segundo, las construcciones fundamentales que respondieron de manera sobresaliente a un uso extremo de las mismas durante horas.
Infraestructuras clave
Tras la caída de la red eléctrica, las primeras miradas se dirigieron a los hospitales. Estas construcciones cuentan con sistemas de generación de electricidad alternativos, alimentados con gasoil, para el mantenimiento de servicios mínimos y, lo que es más importante, quirófanos y urgencias.
Una vez solucionada esta parte (con la acción del personal y la ampliación de salas para la recepción de enfermos críticos con estancia en domicilio), quedaba el resto de servicios de primer orden.
Las primeras infraestructuras afectadas fueron la red ferroviaria y el Metro. Miles de pasajeros atrapados que fueron evacuados en las horas siguientes. A ello se le sumaron los semáforos, parte fundamental en la gestión del tráfico en las ciudades.
En el primero de los casos, los sistemas de seguridad de la red funcionaron de manera excelente, consiguiendo que no se produjeran daños mayores, especialmente en lo referente a la salud de los usuarios.
Se activó un plan de emergencias en toda España para la gestión del resto de infraestructuras que sí continuaron prestando servicio de manera sobresaliente. Destaca la red de carreteras, que permitió a los ciudadanos volver a su destino de manera segura, a pesar de la gran cantidad de vehículos. La señalítica adicional a los semáforos y la educación vial de los conductores permitieron continuar la jornada sin mayores sobresaltos que los atascos.
Los autobuses, fundamentales en la red de transportes, continuaron prestando servicio y se han potenciado en ciudades con metros y trenes parados hasta última hora de ayer. Gracias al incremento de las líneas de buses y a la reanudación de la red de metro y ferrocarril a primera hora, se ha conseguido retomar la actividad en tiempo récord, teniendo en cuenta las circunstancias.
Los aeropuertos, por su parte, continuaron con su actividad gracias a sistemas eléctricos de apoyo, lo que supuso un hito en la jornada de ayer: la afectación al tráfico aéreo fue simbólica a pesar de la falta de red en gran parte del país.
Se pusieron en marcha planes de emergencia en servicios primarios, como el de agua. Tal y como sucedió en la Comunidad de Madrid, el Canal de Isabel II lanzó un comunicado en el que aseguraba el suministro de agua potable a la población. Este se mantenía gracias a equipos adicionales: “Ante la situación de falta de suministro eléctrico generalizado, Canal de Isabel II ha activado su Plan de Contingencia. En las instalaciones críticas se han puesto en funcionamiento los grupos electrógenos estando el servicio garantizado. Si usted no tiene suministro de agua puede deberse a que el equipo de presión de su comunidad no funcione debido a la falta de abastecimiento eléctrico”.
El suministro de agua, una vez más, vino acompañado de un excelente funcionamiento del sistema de tuberías y sistema de alcantarillado, que permitió mantener la salubridad de las ciudades en plena ausencia de electricidad.
Se aseguró el suministro de gas y se pusieron en marcha infraestructuras en torno a la red eléctrica para el mantenimiento de la actividad de construcciones como las centrales nucleares, tal y como explica El Confidencial: “Las centrales hidráulicas repartidas por el país se están utilizando para poner en marcha tanto a las centrales nucleares como a los ciclos combinados de gas. El siguiente paso, con la recuperación de estas tecnologías convencionales y firmes, es restablecer los diferentes puntos de consumos estratégicos de España, según se recupera potencia y red”.
La importancia del mantenimiento
Una vez más, las infraestructuras clave de nuestro país han dado la talla frente a situaciones críticas. Tal y como sucedió durante la COVID, se han mantenido los servicios mínimos en las principales vías de comunicación, a excepción de los trenes, debido a su propia idiosincrasia.
Suministros y servicios básicos (no podemos olvidar la gestión de basuras) han continuado a pesar de la caída de la red eléctrica. Estos han permitido que actividades fundamentales, como las de los hospitales, pudieran continuar a lo largo de la jornada de ayer.
Pero para poder ofrecer una respuesta rápida y de calidad es necesario contar con infraestructuras bien gestionadas y conservadas. De ahí la necesidad de los planes de mantenimiento de las mismas, reivindicados por las principales entidades de la Ingeniería Civil de nuestro país, como es el caso del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas.
Embalses, carreteras, alcantarillado, centrales térmicas y nucleares, red de transporte público… Todas estas infraestructuras requieren de inversiones continuas para su correcto mantenimiento. Además, han de tener al frente a Ingenieros Civiles que sean conocedores de sus características y necesidades para una excelente gestión.
Todo ello (experiencia e inversión) permitirán a nuestro país responder con rapidez y eficiencia a futuras situaciones inusuales como la vivida el pasado 28 de abril. Ayer, más que nunca, se hizo visible la necesidad de tomar en valor nuestras infraestructuras, de las mejores del mundo.
Y la importancia de nuestros profesionales, los Ingenieros Civiles, los cuales, una vez más, se han puesto al servicio de la sociedad para permitir avanzar en escenarios, cuanto menos, extraordinarios.