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Un año después de la DANA: el silencio que ahoga más que el agua

Miércoles, 29 Octubre, 2025

Justo hoy, 29 de octubre, se cumple un año de la DANA, el fenómeno meteorológico que arrasó parte de la provincia de Valencia. Un total de 229 personas murieron y miles perdieron sus bienes materiales más valiosos (viviendas y vehículos), además de su trabajo y lo más importante, su tranquilidad. 

Hace un año que un país entero se quedó mirando al cielo con miedo, preguntándose cómo algo así pudo ocurrir en pleno siglo XXI. Desde entonces, se han sucedido informes, comparecencias, fotografías y anuncios; y el Gobierno, la Generalitat, la Confederación del Júcar, la Diputación y muchos ayuntamientos han comprometido recursos considerables. Pero un año después, la sensación es amarga: se ha movilizado mucho, pero se ha transformado muy poco.

La reconstrucción avanza, sí, pero más despacio que el miedo. Se reparan carreteras y puentes, se limpian cauces y se abonan compensaciones, pero seguimos sin un plan integral que nos prepare para la próxima vez. Porque, como sabemos todos, esa próxima vez llegará. 

Las inversiones en la reconstrucción ahora son imprescindibles: se han de intensificar y superar las ya realizadas tras la DANA para evitar que lo acontecido el 29 de octubre se vuelva a repetir. Pero, sin una hoja de ruta clara y consensuada, esto es misión imposible. 

No existe un proyecto común para evitar que nuevas vidas se pierdan en futuros fenómenos como el ocurrido hace 12 meses. En lugar de aprovechar esta tragedia, la más grande de España, para repensar el territorio y las infraestructuras, se produce de nuevo el ciclo sinfín de nuestro país: primero la catástrofe, después las excusas y, por último, el olvido.

Invertimos más en lo visible que en lo esencial. Es más fácil reconstruir un puente que rehacer un colector, pero el agua no distingue entre lo que se ve y lo imperceptible.

Y hay que actuar, aunque no se consigan votos. Reparar alcantarillados, mejorar drenajes, mantener cauces y revisar bombeos son algunas de las acciones fundamentales para que, en una nueva DANA, los daños (especialmente los personales) sean los mínimos posibles. 

El cambio climático ya no es un debate, es una evidencia y la prevención no se improvisa: se planifica, se coordina y se ejecuta. Cuando no se hace, la sociedad se cansa del “pueblo que salva al puebloâ€. 

La lentitud, las excusas y la falta de visión generan tristeza, impotencia y desafección. Un año después, el agua ya no está, pero el silencio de quienes debían protegernos sigue siendo ensordecedor.

Y frente a esto, la sociedad tiene derecho a exigir algo más que palabras: responsabilidades reales. No hablo de disculpas o de dimisiones, sino de consecuencias penales, si procede, cuando la pasividad cuesta vidas. 

La confianza no se recupera con indemnizaciones, sino con verdad, justicia y coherencia. En el primer aniversario de la DANA, los valencianos pedimos respeto para poder descansar en paz los que ya no están y los que seguimos aquí.

Artículo firmado por Carlos Dueñas Abellán, Presidente del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas