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“Las actuaciones de las administraciones públicas son esenciales para reducir la siniestralidad en la conservación de carreteras”

Martes, 16 Febrero, 2021

Durante todo 2020, la Inteligencia Artificial ha sido una de las grandes protagonistas en la conversación de carreteras. El motivo, la irrupción de nuevas tecnologías que, aún en estudio, permitirían reducir los riesgos laborales e incrementar la eficacia de estos trabajos. 

Con motivo de la consolidación de este campo de actuación, en el número 418 de Cimbra, entrevistamos a  Fernando Sanz Albert, Director del Departamento de Seguridad Industrial, Centro Nacional de Nuevas Tecnologías del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, O.A. y M.P. 

Pregunta. ¿Qué papel juega la tecnología en la Seguridad y Salud en el Trabajo? ¿Su implantación es siempre positiva o en algunos casos puede penalizar el desempeño de los trabajos, especialmente en la parcela de la seguridad y salud?

Respuesta. Las nuevas tecnologías juegan un papel esencial en relación con la Seguridad y Salud en el trabajo. De hecho, la propia Ley 31/ 1995 de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) contempla, entre los principios de la acción preventiva (artículo 15), que el empresario debe tener en cuenta la evolución de la técnica. Por citar algunos ejemplos de cómo la utilización de nuevas metodologías o tecnologías puede incidir positivamente en la Seguridad y Salud de los trabajadores, en los últimos años se está promoviendo el uso de herramientas electrónicas de modelado digital de la información de la Construcción, concretamente el Building Information Modelling (BIM), que puede ser realmente útil para integrar la prevención de riesgos laborales a lo largo del ciclo de vida de una Construcción gracias al concepto colaborativo de dicha metodología, que facilita la transmisión de la información entre todos los agentes implicados.

De igual manera, la implantación de sistemas de alerta, en móviles o en tabletas, que avisen al conductor de la presencia de una obra en la carretera o al trabajador de la proximidad de un vehículo a una zona de trabajo, muy probablemente ayude a reducir el número de accidentes durante las labores de conservación de carreteras. En algunos casos, se puede incluso evitar la exposición de los trabajadores al riesgo gracias a tecnologías como drones u otros equipos de telemando.

Por tanto, el uso de nuevas tecnologías o metodologías innovadoras puede conllevar una mejora de las condiciones de trabajo pero debe ir, como siempre que se introduzca un cambio en un puesto de trabajo, acompañado de la correspondiente evaluación de los posibles riesgos que dicha modificación genere. Todo ello, para valorar el impacto sobre la Seguridad y la Salud de los trabajadores y determinar si su utilización es beneficiosa con respecto a la situación previa o si es necesario adoptar medidas adicionales para prevenir los posibles daños que pueda ocasionar en la salud de quienes las utilizan.

Por ejemplo, el uso de los sistemas mencionados anteriormente puede ayudar a que la realización de determinadas tareas sea más seguras, pero habrá que analizar si se están originando nuevos riesgos de tipo psicosocial, ergonómicos, etc. Asimismo, será necesario revisar otras cuestiones como la formación que el uso de estas nuevas herramientas, equipos o tecnologías requiere o los procedimientos de trabajo integrando en ellos la prevención de riesgos laborales.

Pregunta. Si nos referimos a los últimos meses y teniendo en cuenta que se trata de un problema de salud pública general, ¿cuáles son las medidas más implantadas en torno a la COVID, especialmente en el sector de la Construcción y enfocadas a evitar contagios? ¿En qué medida se ha utilizado la tecnología?

Respuesta. Efectivamente, la crisis sanitaria originada por la COVID-19 es un problema de salud pública difícil de cuantificar, hoy por hoy, en términos sanitarios, económicos y sociales. La presencia del coronavirus SARS-CoV-2 en los centros productivos en general y, en el sector de la Construcción en particular, debe ser gestionada como cualquier otra condición de trabajo y ser evaluada conforme al artículo 4 de la LPRL.

A partir del resultado de dicha evaluación, se deben adoptar las medidas preventivas necesarias para evitar o reducir, en lo posible, los contagios entre los trabajadores. En este sentido y, en consonancia con lo establecido en el primer artículo de la LPRL, el empresario tendrá que atender la normativa, las indicaciones y las recomendaciones emitidas por las autoridades sanitarias y adoptar las medidas preventivas adecuadas para limitar la expansión del virus en su centro de trabajo.

Entre estas medidas, se encuentran las dirigidas a detectar posibles contagios, a identificar a los trabajadores más vulnerables a la COVID-19, a promover el teletrabajo (cuando sea posible) y las reuniones por teléfono o videoconferencia, a reforzar la limpieza y la desinfección en las obras, en las zonas comunes, en las superficies y en los equipos de trabajo y a reforzar la higiene personal de los trabajadores, etc.

Sin embargo, podemos afirmar que las medidas que tienen una mayor influencia sobre las condiciones de trabajo habituales en las que se realizan las actividades en el ámbito de la Construcción son las de carácter técnico y organizativo. Una de las medidas más relevantes es la relativa a la adaptación de las condiciones de trabajo, incluida la ordenación de los puestos de trabajo y la organización de los turnos, así como el uso de los lugares comunes, de forma que se garantice el mantenimiento de la distancia de seguridad interpersonal recomendada entre los trabajadores.

Evidentemente, esto supone realizar importantes cambios en cuanto al diseño de los puestos de trabajo, zonas comunes y procesos productivos. No obstante, en ocasiones, no es posible garantizar que esa distancia interpersonal entre puestos de trabajo o entre los trabajadores que realizan determinadas tareas en el contexto de la Construcción pueda mantenerse. En estos casos, se puede valorar la instalación de elementos físicos o “barreras” (tipo mamparas) que separen a los trabajadores –especialmente, en los puestos más estáticos– o la modificación del proceso productivo y/ o utilización de equipos de trabajo para que no sea necesaria la presencia cercana de dos trabajadores simultáneamente. En todo caso y especialmente cuando no resulten factibles ninguna de las medidas señaladas anteriormente, será necesario el uso de mascarillas adecuadas a cada situación concreta y al nivel de riesgo. 

Actualmente, existe un alto desarrollo en productos y tecnologías que permiten adoptar estas medidas en el sector de la Construcción en el contexto de la pandemia, por ejemplo: equipos de trabajo que reducen la presencia física de los trabajadores o permiten una distancia adecuada entre ellos –drones o equipos telemando, medios para señalizar, separar o delimitar los puestos de trabajo, dispositivos telemáticos y de realidad virtual para reuniones y actividades formativas, EPI con alta capacidad de filtración que aportan mayor comodidad, productos o dispositivos de desinfección de alta eficacia, etc. –.

Pregunta. Ya adentrándonos en la seguridad en conservación de carreteras, nos gustaría conocer los ratios del último año en relación a los accidentes de trabajo. ¿Se presenta una tendencia constante a lo largo de los años en cuanto a reducción?

Respuesta. No resulta sencillo obtener información objetiva sobre la tendencia de los accidentes en el ámbito de conservación de carreteras, ya que se trata de un tipo de actividad muy concreta en la que la siniestralidad laboral, como ocurre en otros ámbitos, está muy ligada a la actividad económica de cada periodo. De hecho, si consultamos los datos publicados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, no se observa una tendencia clara respecto a la reducción en los índices de incidencia de accidentes de trabajo con baja en el ámbito de la Ingeniería Civil. 

En relación con el riesgo de atropello, que es el tipo accidente laboral más característico durante los trabajos de conservación de carreteras, en el año 2017 se completó un estudio en el seno del Grupo de Trabajo de Construcción de la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (CNSST), en que se ponía de manifiesto que, en el periodo 2006-2016, cerca de 90 trabajadores fueron atropellados con consecuencias mortales o graves mientras realizaban operaciones de conservación y explotación de carreteras. De estos trabajadores, 45 fallecieron como consecuencia del atropello y 45 tuvieron consecuencias graves o muy graves. Se puede acceder a esta información a través de este enlace: https://www.insst.es/cnsst/grupos-de-trabajo/en-funcionamiento/construccion 

Sin embargo, como consecuencia de diversas iniciativas realizadas a raíz de este y otros estudios (desarrollo de tecnologías que mejoran la seguridad de los operarios, campañas de sensibilización, mejora en los procedimientos de trabajo, etc.), los últimos datos disponibles muestran cierta mejoría respecto a este tipo de accidente. Así, en el año 2019 se produjeron tres accidentes mortales por atropello mientras se realizaban trabajos de conservación de carreteras, lo cual supone una reducción importante respecto a los ocho accidentes de este tipo que tuvieron lugar en 2018. Aún no se dispone de información que nos permita afirmar que existe una clara disminución de los atropellos durante estas tareas, por lo que debemos seguir trabajando para evidenciar que esta tendencia se consolida.

Pregunta. Cuáles son las principales causas de accidente laboral en la conservación en carretera? ¿Qué tipo de trabajador es el más afectado?

Respuesta. Estos trabajos conllevan, como muchas otras actividades del sector de la Construcción, riesgos de distinta naturaleza, tales como exposición de los trabajadores a las inclemencias del tiempo, exposición a ruido y vibraciones derivados del uso de la maquinaria y del tránsito de vehículos, riesgos químicos derivados del uso de cementos,  aditivos,  pinturas, disolventes..., sobreesfuerzos, por ejemplo, al manipular elementos de señalización o biondas, etc. Pero, como se ha comentado, el riesgo laboral más característico e importante es, debido a la gravedad de sus consecuencias, el atropello.

Conforme al estudio que se citó anteriormente, las causas principales que están detrás de este tipo de accidentes están relacionadas con la inadecuada gestión de la prevención y organización del trabajo, con factores individuales y con una deficiente utilización de las protecciones y señalización de las zonas de trabajo. De hecho, los datos evidencian que, si bien el riesgo de atropello es, a priori, evaluado y se planifican las medidas preventivas necesarias, en la práctica estas medidas no son correctamente implantadas.

Adicionalmente, el estudio desvela que los trabajadores de señalización representan un colectivo especialmente vulnerable al riesgo de atropello. Así, en torno a un 45% de los atropellos analizados se produjeron mientras se realizaban tareas de señalización (colocación y retirada de señales, señalización del tráfico, etc.). El resto de atropellos se reparten equitativamente entre otras operaciones propias de la conservación y del mantenimiento de la carretera (limpieza, desbroce, aglomerado, auscultación, etc.).

Pregunta. En este sentido, estamos hablando de un desempeño potencialmente peligroso, especialmente el trabajo de campo, que conlleva compartir el espacio de trabajo, en muchos casos, con tráfico de vehículos a alta velocidad. ¿Cuáles son los puntos débiles en la preservación y salvaguarda de los empleados? ¿Cómo se pueden mejorar?

Respuesta. En la conservación de carreteras, el riesgo de atropello presenta una característica muy particular respecto a otras actividades laborales y es que, en numerosos casos, el principal factor que genera este riesgo es ajeno a la propia actividad laboral, ya que la mayor parte de estos atropellos se producen por un vehículo ajeno a la obra que invade la zona de trabajo. Evidentemente, resulta esencial que, en los trabajos de conservación, se cumplan escrupulosamente los procedimientos de trabajo seguros, se señalice adecuadamente y se forme e informe suficientemente a los trabajadores.

Sin embargo, a veces esto no es suficiente si los usuarios de las carreteras no respetamos la señalización de obra y no tomamos las precauciones necesarias para no invadir la zona de trabajo. De hecho, resulta tristemente paradójico que un trabajador de conservación sufra un accidente al ser atropellado por un usuario mientras realiza tareas en la carretera que, precisamente, pretenden mejorar la seguridad de este usuario. 

En conclusión, la seguridad de los usuarios depende en gran medida de los trabajadores de conservación y, del mismo modo, la seguridad de los trabajadores de conservación va ligada al comportamiento de los usuarios de las carreteras. Por tanto, sin perjuicio de la mejora de los procedimientos de trabajo y de la necesaria formación e información de los trabajadores, es fundamental concienciar a los usuarios de las carreteras sobre el riesgo que supone circular en las inmediaciones de una obra de conservación y sobre las graves consecuencias que pueden producirse para los operarios que realizan estas tareas en caso de que los conductores no respeten la señalización de las obras y no extremen las precauciones.

Pregunta. ¿Cuáles son los principales agentes que han de trabajar en la Seguridad y la Salud en la conservación de la carretera? ¿Qué funciones le corresponden a cada uno?

Respuesta. Como en todas las actividades y sectores, la Seguridad y la Salud requieren del compromiso de todos los agentes implicados. En primer lugar, los propios promotores de los trabajos deben aportar la mejor información posible sobre las características de los emplazamientos donde se tienen que realizar las operaciones, los riesgos existentes, las actividades concurrentes, la necesidad de cortar carriles, etc. Con esa información, las empresas que desempeñen los trabajos deberán planificar adecuadamente las tareas estableciendo procedimientos de trabajo que integren las medidas preventivas adecuadas, especialmente en las tareas más peligrosas (como la señalización o cualquier otra que se realice con tráfico). Asimismo, se debe impartir a los trabajadores formación e información suficiente y adecuada sobre los riesgos y las medidas que deben adoptar (en particular, sobre los procedimientos que deben seguir) y sensibilizarles sobre el riesgo al que están expuestos y sobre la necesidad de seguir escrupulosamente dichos procedimientos.

Las actuaciones de las administraciones públicas también son esenciales para reducir la siniestralidad durante las operaciones de conservación de carreteras. Por ejemplo, la Dirección General de Tráfico (Ministerio de Interior) juega un papel fundamental a la hora de concienciar y sensibilizar a los conductores. La Dirección General de Carreteras (Ministerio de Fomento), por su parte, está desarrollando actuaciones muy importantes para reducir estos accidentes mediante una buena información en los pliegos de prescripciones técnicas y la actualización de normas técnicas con gran influencia sobre la seguridad de los trabajadores de conservación (tal como la norma 8.3 IC sobre señalización de carreteras). Asimismo, desde nuestro propio organismo, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (Ministerio de Trabajo y Economía Social), se fomenta una mejora de las condiciones de trabajo mediante la promoción de buenas prácticas y criterios técnicos en el ámbito de la conservación de carreteras.

Y, por supuesto, los Colegios Profesionales y, en este caso en particular, el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas representa el organismo idóneo para, entre otras muchas funciones, promover y divulgar entre los profesionales que representa las normas, la información técnica, las buenas prácticas y las campañas de sensibilización con el fin de concienciar a los Ingenieros de Obras Públicas sobre los riesgos laborales que se pueden presentar durante la conservación de las carreteras y sobre la importancia de considerar los criterios preventivos a la hora de tomar decisiones. En este sentido, las asociaciones de empresas de conservación y explotación de infraestructuras también desempeñan una labor primordial.

Pregunta. Desde el INSST, ¿cómo se trabaja con los empleados de conservación de carretera? ¿Qué normativa sería aplicable específicamente para este sector? 

Respuesta. El INSST ostenta la Secretaría del Grupo de Trabajo “Construcción” de la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (CNSST). Este grupo está formado por representantes de las organizaciones empresariales, de las organizaciones sindicales, de las comunidades autónomas y de la Administración General del Estado y desde él se recaban datos periódicamente sobre los accidentes de trabajo en actividades de conservación de carreteras. Asimismo, se hace un seguimiento de las distintas acciones que se proponen para reducir esta siniestralidad.

Por otro lado, también mantenemos un estrecho contacto con la Asociación de Empresas de Conservación y Explotación de Carreteras (ACEX) con los que compartimos datos, información, eventos e iniciativas que puedan redundar en una mejora de las condiciones de trabajo en estas actividades.

Respecto a la normativa aplicable en el sector, muchos de los trabajos de conservación son considerados obras de Construcción (por ejemplo, bacheos, reparación de estructuras, asfaltado, etc.) y, por lo tanto, será de aplicación el Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen disposiciones mínimas de Seguridad y Salud en las obras de Construcción.

Sin embargo, otras muchas actividades contempladas en los contratos de conservación no son consideradas obras de Construcción (por ejemplo, desbrozado, limpieza de cunetas, etc.). No obstante, es habitual y resulta coherente hacerlo, tratar todos los trabajos como si fuesen obra de Construcción con el fin de gestionar la seguridad y salud mediante los mismos medios y herramientas de los que dota el citado Real Decreto 1627/1997. En cualquier caso, siempre será de aplicación la LPRL y los reglamentos de desarrollo específicos sobre las distintas circunstancias, equipos o riesgos que puedan estar presentes durante los trabajos (por ejemplo, el Real Decreto 171/2004 sobre coordinación de actividades empresariales, el Real Decreto 1215/1997 sobre equipos de trabajo, el Real Decreto 374/2001 sobre agentes químicos, el Real Decreto 286/ 2006 sobre ruido, el Real Decreto 487/1997 sobre manipulación manual de cargas, etc.). 

Pregunta. En cuanto al futuro de la mejora de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, ¿cuál es la evolución en este ámbito? ¿Se prevén medidas adicionales en los próximos meses y teniendo el foco siempre puesto en la pandemia?

Respuesta. En relación con la pandemia y ante la enorme incertidumbre que ésta genera, desde el punto de vista de la Seguridad y Salud en el trabajo, todos tendremos que seguir atendiendo a las directrices que se marcan desde las autoridades sanitarias y, en consecuencia, desarrollar nuestras actuaciones, actualizando, en su caso, las recomendaciones, los documentos o las prácticas pertinentes para que, cada uno desde nuestro ámbito, frenemos las expansión de virus entre los trabajadores. El INSST mantiene un estrecho contacto con el Ministerio de Sanidad para actualizar los distintos documentos y criterios técnicos que se emiten en esta materia.

Sin embargo, aunque dichas actuaciones deben suponer una prioridad para todos nosotros, no podemos desatender los riesgos tradicionales que están presentes durante los trabajos de conservación de carreteras y, en particular, el riesgo de atropello. En este sentido, es importante seguir promoviendo el desarrollo de nuevas tecnologías, estudios, criterios técnicos, campañas de sensibilización, etc. para proteger a aquellos que velan por el buen estado de nuestras carreteras y, por tanto, por nuestra propia seguridad.

Para ver la entrevista completa en Cimbra 418, aquí.