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Parques infantiles: normativa de uso y de mantenimiento

Miércoles, 24 Marzo, 2021

En el número 418 de la revista de Ingeniería Civil Cimbra, analizamos la normativa de los parques infantiles, desde la experiencia de su autor, Concejal en Algodonales, Cádiz. 

El mundo de los parques infantiles parece simple, divertido, pero solo para el que los usa. El diseño de un parque y su mantenimiento es más complejo y está legislado. Mucho han evolucionado aquellos parques de barrotes metálicos sobre albero o gravilla hasta los modernos parques de acero inoxidable con materiales sintéticos y suelos amortiguadores de colores.

La normativa está en constante cambio y hay dos comunidades, como Galicia y Andalucía, donde diferentes decretos legislan estas zonas del urbanismo local. Es un ámbito de trabajo que necesita técnicos formados, actualmente demandados en empresas de control.

En mi condición de Concejal en Algodonales, Cádiz, he tenido que enfrentarme a la gestión de varios parques infantiles, desde la compra de nuevos elementos, la sustitución de recambios para juegos existentes, su diseño, etc. Un simple tapón de seguridad, un columpio o una escala deteriorada puede ser la causa de daños a un menor, siendo el día a día en la gestión de estas áreas de juegos.  

Mi experiencia como Técnico de Prevención de Riesgos Laborales me llevó a investigar en la normativa de aplicación de todos estos elementos, debido a que en la Ingeniería Técnica de Obras Públicas no había recibido formación alguna. En este sentido, tras una búsqueda inicial, se encontró una gran cantidad de normativa europea de uso no obligatorio y legislación autonómica en Galicia y Andalucía (Decreto 306/1997, de 23 de octubre (LG 1997, 399) para Galicia y Decreto 127/2001, de 5 de junio, sobre medidas de seguridad en los parques infantiles en Andalucía). 

En lo referente a este último punto, se incluyen, a continuación, las normativas con las últimas modificaciones de 2020: 

  • La norma UNE 147103:2001 desarrolla cómo debe ser la planificación y la gestión de las áreas y de los parques de juego al aire libre y especifica, en la UNE 172001:2004 IN, los requisitos de la señalización en las áreas de juego. 
  • La norma UNE-EN 1176 legisla el equipamiento de las áreas de juego y de superficies, así como los requisitos de seguridad y métodos de ensayo adicionales específicos. Esta norma se desarrolla en varias partes específicas de los parques y se actualizan independientemente. Su parte primera regula los requisitos generales de seguridad y los métodos de ensayo. De la segunda a la sexta, supervisa los equipos de juego en recintos totalmente cerrados, en redes tridimensionales, en columpios, en toboganes, en tirolinas, en carruseles y en balancines. Su parte séptima es la guía para la instalación, la inspección, el mantenimiento y la utilización. En su parte décima, además, expone los  requisitos de seguridad y los métodos de ensayo adicionales específicos para equipos de juego en recintos totalmente cerrados. 
  • Otra de las normativas que tener en cuenta y que más habitualmente se incumple es la la UNE-EN 1177:2018:+AC 2019. Ésta contempla los revestimientos de las superficies de las áreas de juego que absorben impactos, así como la determinación de la altura de caída crítica. El espesor de la superficie de impacto viene fijado por varios parámetros aquí definidos, dado no es lo mismo una caída de un menor de tres años que de uno de ocho. Esto se debe a que los equipos de juegos se diseñan para unas edades de uso concretas, siendo su altura de caída mayor o menor en función de los años del usuario. 


Criterios de inspección

A la hora de la inspección de los parques infantiles, cabe resaltar el Decreto 127/2011 de la Junta de Andalucía, la cual, en su artículo ocho, estipula: “Los titulares de los parques infantiles serán responsables de su mantenimiento y conservación, debiendo realizar inspecciones y revisiones anuales por técnicos competentes”.

Esto también se aplica en el Decreto 245/2003 de Galicia, en su artículo 14: “Los titulares de los parques infantiles serán responsables de su mantenimiento y conservación, debiendo realizar inspecciones y revisiones anuales por técnicos competentes y con formación acreditada. En todo caso, será de aplicación la Norma UNE-EN 1176-7:1998 en la que se definen los requisitos para la instalación, inspección, mantenimiento y utilización”. 

Gestión de las áreas de juego

La correcta gestión de las áreas de juego se engloba en cuatro puntos principales: el equipamiento, el suelo con propiedades absorbentes de impactos, la correcta instalación y el buen mantenimiento. 

Uno de los primeros puntos fundamentales sobre la zona de juego es su situación. Así, es obligatorio que el acceso al parque se encuentre a más de 30 metros de una vía con tráfico. Por ello, en zonas de espacio reducido, donde las vías están colindantes a la zona de juego, habrá que colocar medios auxiliares para impedir que los menores cumplan esta restricción, bien por elementos prefabricados como puede ser un vallado perimetral, bien mediante elementos de obra. 

En cuanto al equipamiento que disponer, éste está regulado por el Real Decreto 1801 de 2003, que garantiza que su fabricación cumple con los estándares exigidos. Para ello, se deben pedir los correspondientes certificados de los productos, en los que se han de incluir las instrucciones para su instalación, así como el área de seguridad que se debe respetar en torno a los mismos.

Como cambio importante en las últimas modificaciones de la normativa, se incluye la necesidad de que la cimentación sea accesible mediante un punto de apoyo. Esto requerirá, en algunos casos, la retirada del suelo que absorbe impactos y su posterior reparación. 

La zona del suelo que proteger ante la caída viene definida en las fichas técnicas de cada equipamiento. Además, éstas deberán especificar la altura de caída libre necesaria, con el fin de elegir el tipo de material que colocar, bien sea mediante áridos (zahorra o gravilla) o mediante materiales plásticos (caucho). 

En lo referente a las superficies de amortiguación, los fabricantes deben entregar diversa información (no aplicable ésta para césped o sustrato natural):

  • Cómo se debe instalar, mantener e inspeccionar, así como restricciones climáticas a la hora de usarlo, factores que pueden afectar a su capacidad amortiguadora y duración prevista con un uso adecuado.
  • Cómo está previsto la inspección de las cimentaciones, especialmente para equipamiento de un solo poste.
  • Métodos de reparación de zonas dañadas.
  • Para materiales no cohesionados con espesores recomendados según tabla de la norma, aportar características y espesores. Para otros materiales, se debe indicar la altura crítica de dicho material.

Como ya se ha comentado anteriormente, las baldosas amortiguadoras son las más usadas, debido a su facilidad de retirada para limpieza del paramento inferior, para su sustitución por desgaste o para inspecciones de la cimentación de los equipos.

No obstante esto, uno de los defectos usuales en este tipo de suelos es la aparición de huecos entre las losas, debido principalmente a una mala instalación. Así, el sellado de las losas se recomienda que se efectúe entre sus caras laterales, formando una manta simplemente apoyada sobre la base. También es fundamental dar las pendientes adecuadas para el drenaje del agua.

Continuando con la fase de mantenimiento, cada equipo incorpora sus normas de montaje. En este punto, además, se llevan a cabo tres tipos de inspecciones diferentes:

  • Inspección ocular de rutina. Cada una o dos semanas, se verifican las posibles deficiencias producidas por el normal uso de los equipamientos y del suelo, las producidas por la meteorología y por los actos vandálicos. La periodicidad se adaptará a las necesidades.
  • Inspección funcional. Cada uno o tres meses, se comprueba la funcionalidad, la estabilidad, los anclajes y las cimentaciones de los equipos. Se observa el desgaste de las piezas y de los componentes de los equipos, así como del pavimento.
  • Inspección principal anual. Una vez al año, se evaluará la seguridad global de los equipos, la cimentación, las superficies y, si es necesario, se desmontan partes que puedan ocultar zonas de difícil acceso no vistas en las inspecciones funcional y ocular de rutina.

Para mantener la seguridad de los usuarios es necesaria una buena formación como técnicos a la hora de enfrentarnos a esta área tan apasionante.

Autor. Sixto José Canto Galván. Ingeniero Técnico de Obras Públicas, Técnico Superior de Prevención de Riesgos Laborales, Grado en Ingeniería Civil y Verificador Aeronáutico. Concejal de Parques y Jardines, de Mantenimiento de Vías Públicas y de Educación en Algodonales (Cádiz).

Para acceder al artículo completo, en Cimbra.