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El Ingeniero Civil en… el comercio internacional

Jueves, 15 Abril, 2021

Hace unos días, analizamos el papel de la Ingeniería Civil en el canal de Suez, una de las más importantes vías de conexión de mercancías en todo el mundo. Con motivo de su problema de tránsito, causado por el carguero Ever Given, la logística internacional se paralizó.

Con motivo de este hecho, desde Cinco Días analizan cuáles son los puntos principales del comercio, en su movimiento hacia nuevos mercados: “Según los datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC), en todo 2020 se transportaron mercancías por valor de 17,6 billones de dólares. El canal de Suez, el de Panamá, el estrecho de Ormuz y el de Malaca fueron fundamentales a la hora de mover esa carga”. 

Si tenemos en cuenta los porcentajes, el 12% de la mercancía mundial pasa por el canal de Suez, el 25% por el estrecho de Malaca y el 3% por el de Panamá. En el caso del estrecho de Ormuz, el 34% del petróleo movido por mar pasa por este punto, indispensable para el abastecimiento de crudo. 

Canal de Suez

Ideado por los franceses, ahora gestionado por los egipcios. Con origen en 1869, se movió un total de 74 millones de metros cúbicos de tierras para la creación de un recorrido, sin necesidad de esclusas, de 162 kilómetros. Este recorrido, trabajo de la Ingeniería Civil de la época, permitió ahorrar 8.000 kilómetros de viaje entre Asia y Europa, una mejora en términos de tiempo y combustible para los comerciantes internacionales. Actualmente, el canal de Suez cuenta con dos sentidos, gracias a una ampliación llevada a cabo en 2015. 

Canal de Panamá

Al igual que el de Suez, el canal de Panamá responde a las necesidades históricas de unir el Pacífico con el mar Caribe, salvando los 82 kilómetros del istmo de Panamá. Creado con esclusas, en un proyecto que se inició ya con la llegada de los españoles al nuevo mundo, ahorra 7.400 kilómetros en el transporte de mercancías. La construcción, iniciada en 1881, supuso la creación de un lago artificial, Gatún, que elevaba los barcos para, posteriormente, permitirles navegar hasta el Pacífico. 

Ya conocido su peso en la mercancía internacional, con un 3%, analizamos sus datos: 80 kilómetros de largo, “2,8 metros en el Atlántico y de 13,7 metros en el Pacífico; el ancho es de 91 a 300 metros. Posee dos puertos terminales, uno en cada océano; tres juegos de esclusas gemelas, Miraflores, Gatún y Pedro Miguel, y uno de los mayores lagos artificiales del mundo, el Gatún, que cubre 425 kilómetros cuadrados y se formó por una represa de tierra construida a través del cauce del río Chagres” (Wikipedia). Su ampliación, realizada por una empresa española, permitirá la llegada a Europa de los mayores barcos del mundo, facilitando nuestro intercambio con los mercados asiáticos. 

Estrecho de Malaca

Una de las principales vías de comunicación del sudeste asiático, une el mar de Andamán con el estrecho de Singapur (océanos Índico y Pacífico). Este paso cuenta con 800 kilómetros de longitud, siendo realmente estrecho en algunos puntos (no superando en uno de ellos los tres kilómetros). Indispensable para el abastecimiento de petróleo a China y a Japón, ya se han presentado alternativas.

El gigante asiático ha propuesto a Tailandia la creación de un segundo canal, por el istmo de Kra que permitiría, gracias a la Ingeniería Civil, ahorrar tiempos en la navegación internacional de mercancías y suministro de energía. Según recogía La Vanguardia en 2017, “el desarrollo del Canal de Kra rondaría los 28.000 millones de dólares (cerca de 23.500 millones de euros) y los trabajos tardarían al menos 5 años en completarse. La actual propuesta de ruta para unir ambos océanos de manera artificial cruza las provincias de Satun y Songkhla, en sur del país y cerca de la frontera con Malasia, con una zanja de 100 kilómetros de largo, 400 metros de ancho y 26 metros de profundidad. De circular por el canal, los barcos se ahorrarán unos 1.200 kilómetros o 2 días de navegación y casi 5 millones de dólares”. 

Estrecho de Ormuz

Uno de los más estratégicos por su ubicación: con Irán y Omán en sus extremos (golfo de Omán y golfo Pérsico). Actualmente, según los datos de Cinco Días, “en 2020, 12,75 millones de barriles al día transitaron a través de Ormuz frente al total de 37,75 millones de barriles diarios globales. En otras palabras, el 34% del petróleo transportado a través del mar en todo el mundo pasó por este estrecho”. 

Este paso cuenta con un intervalo de anchura de 33 a 100 kilómetros y, si bien es natural, la Ingeniería Civil ha dispuesto un sistema de doble tránsito, mediante una mediana de dos millas. El principal problema, en este punto y en similitud con lo que sucede en la navegación por Guinea, es la inseguridad, especialmente la política. 

Otras opciones

Ante esta situación, en la que los canales pueden ser bloqueados por cargueros y los estrechos están sometidos a conflictos que transcienden de las Obras Públicas, la Ingeniería Civil trata de buscar soluciones que van más allá.  

En este sentido y dentro del Año Europeo del Ferrocarril, el tren vuelve a ser el protagonista. Así, la mítica ruta de la seda, uno de los caminos más importantes en el movimiento de mercancías, se cubre ahora por este medio. “El número de trenes de mercancías entre China y Europa alcanzó una cifra récord de 979 durante el pasado mes de abril -2020-, lo que supone un incremento del 46%, según datos de la compañía estatal de ferrocarriles China Railway”, tal y como recoge la Asociación de Cargadores de España en su web.

De esta manera, según El Periódico, esta ruta comenzaría en Yiwu, en China, pasaría por Kazajistán y Rusia y terminaría en Madrid. Un total de ocho países y 13.052 kilómetros que permite, en unos 17 días (frente a los 30 del barco), contar con la mercancía del principal supermercado de China en el centro de Europa. 

Actualmente, el transporte de mercancías internacional se basa en cuatro grandes pilares, tal y como indica Diario del Exportador: el marítimo, el aéreo, el terrestre ferroviario y el terrestre por carretera. Ya sean de manera única o multimodal, la mercancía se mueve por todo el mundo, satisfaciendo la demanda de consumidores en todos los rincones del planeta. 

Para la consecución de este reto, el abastecimiento de energía y bienes de consumo, la Ingeniería Civil se convierte en indispensable en cada una de las modalidades de transporte presentes y futuras.