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De la Seguridad Vial a la movilidad segura, conectada y sostenible

Viernes, 14 Mayo, 2021

En el número 419 de la revista de Ingeniería Civil Cimbra, recién publicado en su versión online, analizamos las nuevas medidas de la Dirección General de Tráfico, especialmente enfocada a la reducción de la velocidad en ciudad y en la incorporación al sistema de nuevos transportes, como el patinete. Su Subdirector de Normativa, Francisco de las Alas–Pumairiño, escribe para el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas, explicando los cambios y las mejoras de la Seguridad Vial a partir de este mes. 

De la Seguridad Vial a la movilidad segura, conectada y sostenible

En los últimos años, el término de Seguridad Vial ha ido cambiando de forma silenciosa hacia otro concepto más amplio como es el de movilidad, una movilidad que lleva aparejada una serie de calificativos como son segura, sostenible  y conectada y con los que la Dirección General de Tráfico lleva años trabajando para conseguir que  los accidentes de tráfico sean cosa del pasado.

Desde la creación de la DGT hace más de 60 años, el objetivo principal del organismo ha sido y es velar por la seguridad de los desplazamientos por carretera y porque el número de accidentes y de fallecidos sea el menor posible. Para conseguir ese objetivo, se han ido implementado a lo largo de todo ese tiempo distintas medidas en ámbitos muy diferentes como son la formación, la información, la vigilancia y el control, un binomio llamado a entenderse y a guardar un cierto equilibrio para que la Seguridad Vial, ahora  movilidad,  funcione.

Previo a estos pilares y a las distintas medidas adoptadas, es imprescindible tener unas reglas comunes que los distintos usuarios de la vía, bien sea en su condición de conductor, de pasajero o de peatón, deben respetar  para que esa movilidad sea segura. La Ley de Tráfico y de Seguridad Vial y los distintos reglamentos que la desarrollan forman un cuerpo normativo esencial para poder garantizar ese derecho esencial a la movilidad de la que habla la propia Constitución Española y que los poderes públicos deben garantizar.

Para salvaguardar la movilidad segura de los distintos usuarios, la normativa se ha tenido que ir adaptando a los tiempos, a la irrupción de otros modos de transporte, a la nueva tecnología aplicada a los vehículos o prepararse para las carreteras del futuro. 

Con este escenario y con las 1.755 personas que perdieron la vida en accidentes de tráfico en 2019 -último año con datos consolidados, porque 2020, debido a la pandemia, no es un año representativo- es con lo que la Dirección General de Tráfico trabaja cada día.

Del análisis de las cifras se concluye que, por primera vez en la historia, los usuarios vulnerables (peatones, ciclistas y motoristas) suponen más de la mitad de las víctimas mortales de accidente de tráfico, un 53%; que las vías convencionales, aquellas que no tienen separación física entre ambos sentidos, siguen siendo las más peligrosas, ya que es donde se producen siete de cada 10 víctimas mortales; que en las ciudades, el número de personas fallecidas ha aumentado un 6% y que el  82% de los fallecidos en ciudad fueron usuarios vulnerables. No hay que olvidar tampoco que las distracciones siguen siendo la primera causa de la accidentabilidad.

Estos datos, que reflejan una realidad tras la que hay personas con nombres y apellidos, son los que nos muestran el camino que seguir en las modificaciones normativas y en las medidas que adoptar. Así que la primera medida que realizamos en las vías interurbanas fue reducir la velocidad máxima permitida en las vías convencionales, quedando todas con un límite genérico de 90 km/horas. Una medida adoptada a principios de 2019 y que supuso a lo largo del año una reducción de los fallecidos en este tipo de vía de un -10% respecto al año anterior.

Posteriormente y ante el aumento de fallecidos en las ciudades, vimos que era necesario, además de ser una demanda de los principales ayuntamientos, rebajar la velocidad en las ciudades. Había que tratar de calmar el tráfico para que la convivencia entre los distintos usuarios fuera factible. Así, el pasado 10 de noviembre de 2020, el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto por el que se modifica la velocidad en vías urbanas, que pasa a ser de 20 km en vías que dispongan de plataforma única de calzada y acera; 30 km/h en todas aquellas calles de un único carril de circulación por sentido y de 50 km/h para las calles de dos o más carriles por sentido, de forma que a esa velocidad se aseguran las entradas y las salidas de las ciudades y las principales vías de distribución de las mismas. La idea de esta modificación normativa es cambiar la filosofía que teníamos hasta ahora  en el que el coche era el protagonista de la ciudad.

A  partir del 11 de mayo, fecha en la que entra en vigor, ese protagonismo queda relegado, al tener que compartir espacio en muchas calles de nuestras ciudades con otros modos de transporte y a una menor velocidad.

Relacionado con la bajada de velocidad, están  los vehículos de movilidad personal. Hace un par de años que los conocidos como patinetes irrumpieron en muchas ciudades de forma “anárquica”, circulando por cualquier rincón de la ciudad y creando momentos de convivencia complicados. En un primer momento, desde la DGT pensamos que sería una moda pasajera, pero la realidad es que han venido para quedarse, ya que son otra opción para desplazarse por las zonas urbanas y que los ayuntamientos deben tener presentes a la hora de organizar la movilidad.

La Dirección General de Tráfico a petición de los ayuntamientos, ha catalogado y definido en el Reglamento de Vehículos a los vehículos de movilidad personal, de modo que desde principios de año son vehículos que deben cumplir una serie requisitos técnicos para poder ponerlos en circulación y sus usuarios están obligados a cumplir las normas de circulación como el resto de conductores. Además, se les prohíbe circular por las aceras y tienen prohibida la circulación en vías interurbanas, travesías, autopistas o autovías y túneles urbanos. Esta primera regulación dará paso posteriormente a un debate con los ayuntamientos para en un futuro próximo regular aspectos tales como la edad, el uso o no del casco y de los chalecos reflectantes.

A estos cambios normativos, hay que sumar la modificación de la Ley de Tráfico y de Seguridad Vial en lo que a permiso por puntos se refiere. Después de catorce años de la puesta en marcha de este sistema que cambió el comportamiento de muchos conductores al volante y que supuso un punto de inflexión en la siniestralidad vial, es necesario revisarlo y actualizar algunos conceptos para que el sistema siga dando resultados positivos. 

Modificaciones que tener en cuenta

Las principales novedades que se incluyen en el borrador de modificación de la Ley son el aumento de puntos a detraer por llevar el móvil en la mano, que pasaría de los actuales 3 a 6; elevar de 3 a 4 los puntos que se pierden por no utilizar el cinturón de seguridad, el sistema de retención infantil o casco y la posibilidad de recuperar puntos del permiso de conducción por la realización de cursos de conducción segura.

Además, la reforma suprime la posibilidad de que turismos y motocicletas puedan rebasar en 20 km/h los límites de velocidad en las carreteras convencionales cuando se adelante a otros vehículos, medida que ya ha sido eliminada en el resto de países de la Unión Europea y que viene a reforzar el mensaje de que la maniobra de adelantamiento conlleva un riesgo de colisión frontal cuyos efectos se agravan con la velocidad.

Los cambios recogidos en este borrador de anteproyecto deberán ser aprobados en segunda vuelta por Consejo de Ministros para posteriormente continuar su tramitación como proyecto de Ley en las Cortes.

También está previsto que se apruebe [en marzo, fecha de realización del artículo] el Reglamento de Vehículos de Auxilio en Vías Públicas, una demanda histórica del sector, que además de regular la operación de rescate del vehículo accidentado o averiado, que conlleva riesgos tanto para los ocupantes del vehículo como para los operarios de la grúa, incluye la señal luminosa V16 que en un futuro sustituirá a los triángulos de emergencia. La idea es evitar situaciones peligrosas que en ocasiones han acabado en atropellos mortales, de modo que sin necesidad de salir del coche y de desplazarse a la distancia reglamentaria para colocar el triángulo, se coloque sobre el propio vehículo dicha señal que emite una luz parpadeante de color naranja, visible a un kilómetro de distancia y que indique la posición del vehículo en la carretera.

Por último, la DGT está trabajando en el Real Decreto de Protección de Vulnerables, un encargo expreso que nos realizó el Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para aumentar el nivel de seguridad de estos usuarios (peatones, ciclistas y motoristas) y reducir las cifras de siniestralidad de estos colectivos, que como he dicho anteriormente, llegan al 82% en vías urbanas. Éste incluirá medidas tales como la obligación de llevar guantes de protección para motoristas y la obligación del uso del casco para los riders.

Asimismo, seguimos avanzando en el vehículo conectado a través de la plataforma de movilidad inteligente DGT 3.0, plataforma que nos permite la interconexión entre todos los actores que forman parte del ecosistema de tráfico y de la movilidad y ser el punto de acceso de información única, gratuita y veraz en tiempo real de lo que está sucediendo en las carretera. Dicho de otra manera, que el conductor pueda recibir información de lo que va a suceder en carretera antes de que pueda verlo y ayudarle en la toma de decisiones durante la conducción. Parafraseando a nuestro Director, “el vehículo conectado nos ayudará a reducir la siniestralidad en las carreteras”

Por tanto y como apunté en el inicio de esta columna, desde la DGT seguimos trabajando para que la movilidad sea segura, conectada y sostenible, pero también sabemos que los medios y los recursos de la Administración son limitados y que la colaboración público-privada es esencial para seguir avanzando en un tema en el que todos nos jugamos mucho.

Autor: Francisco de las Alas–Pumairiño. Subdirector de Normativa de la DGT.

Para ver el artículo completo, en la revista número 419 de Cimbra, ya disponible online.