Actualidad

Las implicaciones de la Ingeniería Civil en el Día Mundial de la Bicicleta

Jueves, 03 Junio, 2021

Una nueva fecha internacional en el calendario. El tres de junio se celebra el Día Mundial de la Bicicleta por la Organización de Naciones Unidas (ONU). Una herramienta de la Nueva Movilidad que conlleva implicaciones directas en el desempeño de la Ingeniería Civil. 

“Según la OMS, infraestructuras más seguras para caminar y montar en bicicleta garantizarían, entre otras cosas, la equidad en la salud. De hecho, para las comunidades urbanas más pobres, caminar y andar en bicicleta son medios de transporte más económicos para desplazarse. Asimismo, fomentar este tipo de transporte, puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, ciertos tipos de cáncer, diabetes e incluso la muerte”. 

Una idea que la población española ha aprendido a lo largo de la pandemia, con un parque de bicicletas en aumento. Prueba de ello es que, según la Asociación de Marcas de Bicicletas de España, se vendieron, en 2020, 1,5 millones de bicis, 300.000 más que en 2019. 

Desde la Estrategia de Movilidad Sostenible 2030, conocido como es.movilidad, del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, se ha planteado el fomento directo a los medios de bajas emisiones, entre los que se incluye la bicicleta. Aún sin una definición clara, del plan, ¿se están fomentando este tipo de infraestructuras?

Para conocer más datos sobre el uso de la bicicleta en España, recogemos la información de Red de Ciudades por la Bicicleta, que en su observatorio anual refleja el uso que se hace de este medio de transporte en nuestro país. 

En un estudio, que contempla 33 ciudades y dos provincias completas (Vizcaya y Guipúzcoa), se establece que el 2,2% de la población de las ciudades analizadas (entre las que se incluye Madrid y Valencia), utiliza la bicicleta en días laborables. Este rango promedio se incrementa con respecto a 2019, cuando la tasa era del 1,3%. 

Asimismo, las poblaciones entre 50.000 y 100.000 habitantes son las que presentan un mayor uso de la bicicleta, con una tasa del 2,9%, seguidas de los núcleos de población de entre 100.000 y 250.000 habitantes, con un 2,5%.  

Con este uso, se requieren medidas que favorezcan la convivencia entre ciclistas, peatones y el resto de vehículos motorizados. Éstas se llevan a cabo a través de diferentes mecanismos. Según el Observatorio de la Bicicleta 2020, el 81,8% de las ciudades contemplan este medio de transporte en los Planes de Movilidad Urbana Sostenible, de los que ya hemos hablado en alguna ocasión en el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas. Si bien es el método más utilizado, no es el único. El 42,4% incorpora la bicicleta en la ordenanza municipal y el 39,4% hace lo propio con los Vehículos de Movilidad Personal. 

Infraestructuras para la bicicleta

Ahora que sabemos su grado de utilización y su tipo de normativa, vamos a conocer la adaptación de las infraestructuras en España a la bicicleta.

Siguiendo con el Observatorio, la red vial de las ciudades de más de 250.000 habitantes es ciclable en un 60%. No obstante, la media de las urbes estudiada cae hasta el 36,4%. Esto supone solo 0,53 kilómetros de red ciclable por cada 1.000 habitantes. 

Para solventar el problema de convivencia entre los diferentes medios de transporte, la opción más utilizada es el carril bici en calzada, de doble sentido, ciclocalle y ciclovías. Estas herramientas, además, se combinan con el coloreado de estos carriles y la utilización de semáforos específicos en cruces. En cuanto a la conexión con los municipios vecinos, solo el 14,3% de las ciudades encuestadas cuentan con comunicaciones para bicicleta. 

A la hora de establecer las infraestructuras básicas que se requieren para el fomento de la bicicleta en las ciudades, desde el punto de vista de la Ingeniería Civil, destacamos: 

  • Carriles bici en ciudad. En este sentido, en grandes ciudades con áreas estrechas, antiguas y sin posibilidad de incrementar las vías al tráfico, especialmente destinado a las bicicletas, se está llevando a cabo la separación de un carril, habitualmente utilizado por los vehículos a motor, para su adaptación a este medio de transporte sostenible. Para ello, se utilizan tanto semáforos adaptados para la bici, pero también el colorido de los carriles, como se ha mencionado anteriormente y que forma parte de la tendencia del urbanismo táctico. 
  • Corredores verdes. Se trata de aquellas áreas, destinadas al uso de bicicleta (en principio, más enfocado al ocio) que hacen las veces de grandes circunvalaciones en torno a la ciudad. Ejemplo de esta acción es el anillo verde aprobado por el municipio de Madrid que, tal y como recoge OK Diario, “La movilidad tiene el objeto de ampliar el anillo verde ciclista de Madrid al área metropolitana, consiguiendo conectar los cursos del Manzanares y el Guadarrama. Para ello se crearán dos grandes arcos ciclistas: el arco de Butarque y el Arco Guadarrama”. 
  • Aparcamientos. De los datos del Observatorio de la Bicicleta extraemos que la tendencia es a reducir las plazas de aparcamiento para este transporte. Prueba de ello es que, si en 2018 se contaba con 128 plazas por cada 10.000 habitantes, en 2020 esta cantidad se reduce a 75. Y si tenemos en cuenta la seguridad para evitar robos, la cifra desciende hasta las cinco plazas. Por ello, no solo se necesitan carriles para el fomento de su uso, sino lugares seguros para utilizar la bici más allá del ocio (con desplazamientos habituales de un punto a otro, en carrera), con inclusión de espacios propios en centros educativos, ambulatorios, ayuntamientos, áreas de trabajo, etc. 
  • Puntos de carga y servicio público. En las áreas urbanas, especialmente en aquellas con una orografía más complicada, es crucial el uso de bicicletas eléctricas, a ser posibles públicas. Su alto precio y la difícil recarga (con una red de infraestructuras pobre) complican su utilización. Si atendemos de nuevo a los datos del Observatorio, solo se da 1,1 bicicleta pública por cada 1.000 habitantes y solo el 16,9% tiene asistencia al pedaleo. 

El Día Mundial de la Bicicleta, por tanto, no es solo la reivindicación de este medio de transporte en este mundo, sino el análisis y la reflexión de la necesidad de infraestructuras, proporcionadas por la Ingeniería Civil, que se requieren en nuestras ciudades. Una tarea pendiente aún de desarrollar a gran escala en las principales urbes de nuestro país.

Conoce más sobre la iniciativa, aquí.