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El Ingeniero Civil en… el abastecimiento hídrico

Viernes, 25 Junio, 2021

En una nueva entrega de “El Ingeniero Civil en…” del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas, analizamos el papel de este profesional en la gestión de aguas. Además de tratarse de una de las especialidades en sus estudios, es uno de los campos de actuación de la Ingeniería Técnica de Obras Públicas más destacados en relación al correcto funcionamiento de las sociedades, tal y como las concebimos actualmente. 

“La escasez de agua afecta a más del 40 por ciento de la población mundial, una cifra alarmante que probablemente crecerá con el aumento de las temperaturas globales producto del cambio climático. Aunque 2.100 millones de personas han conseguido acceso a mejores condiciones de agua y saneamiento desde 1990, la decreciente disponibilidad de agua potable de calidad es un problema importante que aqueja a todos los continentes. Cada vez más países están experimentando estrés hídrico, y el aumento de las sequías y la desertificación ya está empeorando estas tendencias. Se estima que al menos una de cada cuatro personas se verá afectada por escasez recurrente de agua para 2050”. 

Estos datos, aportados por la Organización de Naciones Unidades dentro del Objetivo de Desarrollo Sostenible número cinco “Agua limpia y saneamiento”, definen con exactitud la situación actual de un bien escaso y fundamental para la vida.

Actualmente, en países como España, la gestión del agua (desde el abastecimiento de agua potable y para regadío hasta el tratamiento de sus residuos) se encuentra en un estadio avanzado, desarrollando nuevos métodos para la reducción de la contaminación y la superación de procesos obsoletos. 

El agua en la historia de España

A lo largo de nuestra historia, la gestión del agua ha pasado por diferentes fases, si bien fueron los romanos los que mayor profesionalización hídrica llevaron a cabo en la península: “La civilización romana desarrolló complejos sistemas de captación, transporte y utilización del agua y mejoró la urbanización de las ciudades teniendo como pilar base el impulso de los servicios públicos utilitarios. Así, obras civiles relacionadas con el agua se convirtieron en vitales para el normal funcionamiento de las mismas (iAgua)”. 

Al igual que en la época romana, los musulmanes también gestionaron de manera pública este recurso. De propiedad estatal, “los pozos y fuentes tenían carácter público si eran naturales o fueron excavados para cumplir alguna finalidad pública; si el alumbramiento era consecuencia de una iniciativa particular, el agua era privada y el propietario también tenía el derecho de construir las canalizaciones precisas por terrenos ajenos; y si las aguas procedían de canales artificiales, eran propiedad del grupo que los construyó y su distribución estaba sometida a regulaciones específicas propias de cada colectivo (iAgua)”. En este sentido, fueron ellos los responsables del regadío, complementando las grandes distribuciones de agua que llevaron a cabo previamente los romanos. 

A lo largo de los siguientes siglos, el Ingeniero Civil va llevando a cabo mejoras que nos acercan a la época actual, en la que, en nuestro territorio, es habitual contar con agua corriente en nuestra vivienda y contar con un sistema sanitario eficiente. De toda esta historia, sin duda, destacamos el liberalismo hidráulico. Según refleja iAgua, en 1879 se crea la suerte de una Ley de Aguas que nacionaliza el uso de las mismas, modernizando su gestión pública y asegurando el reparto entre todos los habitantes, si bien aún no de manera tan detallada como las normativas actuales. 

Hemos de esperar hasta la Ley de Aguas de 1985 para establecer un sistema como el actual, donde son los ayuntamientos los principales gestores de este recurso, eliminando el protagonismo que habían adquirido en dicho papel las Confederaciones Hidrográficas, creadas en 1926. “Se reconoció la unicidad del ciclo hidrológico y se estableció el Dominio Público Hidráulico tanto en las aguas superficiales como en las subterráneas. Con los Planes de Cuenca y el Plan Hidrológico Nacional, la titularidad del agua es ejercida siempre por la Administración Pública, cuyo acceso está regulado por ley y determina qué usos son de libre acceso y qué utilización debe ser obtenida mediante algún tipo de autorización o licencia”.

Actualmente, se ha abierto la puerta a la gestión supralocal y se combina la modalidad público-privada, tal y como recoge iAgua: “el 34% de la población es abastecido por entidades públicas, el 34% por empresas privadas, el 22% por empresas mixtas y el 10% por servicios municipales”. 

Infraestructuras básicas

“España cuenta con más de 155.000 km de redes de distribución para abastecimiento y más de 140.000 km de redes de alcantarillado, cientos de estaciones de tratamiento de agua potable y de depuración de aguas residuales, desaladoras, estaciones de bombeo y más de 1.200 grandes presas. Estas infraestructuras permiten abastecer más de 4.000 hm3 de agua al año para uso urbano”, según explica Raúl Herrero en el blog especializado iAgua. 

A la hora de establecer el estado de las infraestructuras referidas al agua en España, hemos de hacer referencia a los datos presentados por la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (SEOPAN) en marzo de 2021 y que recoge El Economista: “Solo el 32% de los municipios españoles de más de 10.000 habitantes disponen de sistemas de depuración terciarios”.

Para ello, se requeriría una inversión de 1.600 millones de euros, que permitirían “nuevas presas de reutilización de aguas residuales o estanques de tormentas, y otros 3.500 millones en medidas estructurales, destinadas a más de 190 actuaciones en depuración. Además de cumplir la normativa europea, estas actuaciones permitirían que más de 2,1 millones de personas, en torno a 900.000 viviendas, se beneficien de esta depuración del agua, proporcionando un beneficio social medido por la mejora de la calidad ambiental del agua de 52,5 millones de euros cada año”. También se requeriría un esfuerzo adicional, según SEOPAN, en lo referente a la reposición de redes de distribución para reducir el riesgo de seguías y desertización.

Con estos números, ¿cuál es el plan presentado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico? Tal y como se explica en su web oficial, se ha creado el Libro Verde de la Gobernanza del Agua, publicado en marzo de 2020 para el establecimiento de una estrategia común para incrementar la sostenibilidad en los procesos de gestión de este recurso. 

En dicho documento se establecen, en 172 páginas, una serie de medidas de reforma en el ámbito legal, en el de organización y administración del agua, en nuevas tecnologías para la información y generación de conocimiento, en fiscalidad y financiación y en el ciclo integral del agua urbana. 

Entre las medidas declaradas como prioritarias por el Ministerio, destaca la modificación del régimen económico-financiero, la evaluación de la viabilidad de las obras de interés público y la digitalización de la gestión del agua. “El principal reto de la gobernanza del agua consistirá en asegurar el agua para las personas, para las actividades económicas que dependen de ella, y para los ecosistemas que regulan el ciclo hidrológico y nos aportan múltiples servicios, muchos de ellos esenciales. Necesitamos un modelo de gestión integral de los recursos hídricos que garantice un desarrollo económico, socialmente justo y ambientalmente sostenible”. 

Para ello, tal y como publica Tecnoaqua, y en base a lo estipulado en los Presupuestos Generales del Estado 2021, “En el campo ambiental y del agua, el presupuesto del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) alcanzará en 2021 los 12.307 millones de euros, de los cuales 6.805 millones proceden del Fondo de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea. De esta forma, la cartera ambiental incrementa su presupuesto un 132% para impulsar la transición ecológica, avanzar hacia la neutralidad climática en 2050 y abordar el reto demográfico. Y de ellos, 643,497 millones de euros corresponden a la Dirección General del Agua. En el ámbito del agua deben sumarse al menos 100 millones más para el desarrollo de sistemas de saneamiento y depuradoras en poblaciones de menos de 5.000 habitantes”. 

El Ingeniero Civil en la gestión del agua

El análisis de las necesidades, la implantación de nuevas infraestructuras y el control del proceso íntegro del agua es tarea del Ingeniero Civil. La especialidad dentro de sus estudios en materia hidráulica ha dado como resultado la creación de un nuevo concepto, el de Ingeniería del Agua.

Los Ingenieros Civiles, así, se encargan del diseño, de la construcción y del mantenimiento de las infraestructuras relacionadas con el agua, tanto de las encargadas de su abastecimiento como de su depuración. Esta tarea, denominada en su conjunto como sanitaria, permite la higienización de nuestro entorno y la reducción de riesgos de enfermedades. 

También de su detección. Tal y como se ha visto durante la pandemia, las estaciones de depuración son una fuente de información vital para conocer el estado de la salud de la población. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha implantado, en los últimos meses, el proyecto “Vigilancia microbiológica en aguas residuales y aguas de baño como indicador epidemiológico para un sistema de alerta temprana para la detección de SARS-CoV-2 en España”. 

El agua, un recurso vital para todos los ámbitos de la actividad económica y social de nuestras ciudades y entornos urbanos, cuenta con un profesional, el Ingeniero Civil, encargado de la optimización de su gestión para unos resultados sostenibles y adaptados a las necesidades reales de nuestro entorno. 

Más información en el Libro Verde de la Gobernanza del Agua.