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La Ingeniería Civil, a gran escala. El aerocar de las cataratas del Niágara

Jueves, 08 Julio, 2021

El aerocar tiene el récord de ser el funicular más antiguo del mundo en funcionamiento. Con sello español, se encuentra en las cataratas del Niágara (Canadá). El porqué de esta infraestructura y el porqué de sus raíces en España es un tema que, sin duda, llama la atención. Por ello, desde el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas, recogemos los principales datos de esta infraestructura, con fecha de 1913. 

En dicho año se inició su construcción, con la creación de la compañía Niagara Spanish Aerocar Co. Limited, cuyo director era el hijo del propio Torres Quevedo. En 1916, se inauguró el llamado Spanish Aerocar, aún hoy en servicio, en un evento recogido por la prensa de la época: “Poco después de las tres de la tarde, la señora J. Enoch Thomson, esposa del cónsul español en Toronto, inauguró el aerotransbordador rompiendo una botella de champán sobre la puerta de uno de sus puntos de llegada. El teleférico hizo su primer viaje público. Fue agradable verlo con las banderas de Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y España (SINC)”.

En cuanto a sus características técnicas más importantes, el aerocar “se suspende en seis cables de acero entrelazados, cada uno de ellos es de 25 mm (1 pulgada) de diámetro. El coche está propulsado por un motor eléctrico de 50 caballos de fuerza (37 kW) y se desplaza a unos 7 km/h (5 mph). La carga por cable vía es de nueve toneladas, con un coeficiente de seguridad de los cables de 4.6.2 En el caso de un corte de energía, un generador diésel saca el coche de vuelta al muelle con seguridad. También tiene un vehículo de rescate que tiene cuatro pasajeros y un operador (Wikipedia)”. 

Este último, el coche de emergencia, ha sido únicamente utilizado para formación y mantenimiento, resaltando la seguridad de esta infraestructura. En cuanto a su recorrido, éste es de 539 metros y cruza la frontera entre Estados Unidos y Canadá en cuatro ocasiones. 

Tal y como recoge el medio científico SINC, “el actualmente llamado Whirlpool Aerocar puede transportar 35 pasajeros (incluido un operario) en cada viaje. Durante la temporada alta, en verano, entre 1.200 y 1.500 turistas lo utilizan diariamente. En 2015, un total de 124.395 personas disfrutaron de la experiencia de sobrevolar el Niágara durante 8,5 minutos a una altura media de 76,2 metros (83 m en cada extremo y 46 m en el centro) por unos 15 dólares”. 

A lo largo de su historia, ha sufrido tres grandes procesos de rehabilitación y de modernización, siempre respetando la idea original de Torres Quevedo. En 1961, 1967 y 1984 se procedió a los trabajos referidos, destacando la última fecha, en la que “se cambiaron las ruedas, los circuitos eléctricos y el sistema de suspensión del cable. Impulsado por un motor de 50 caballos, el transbordador viaja aproximadamente a 7 km/h. También dispone de un generador diésel de emergencia por si se produce algún corte de electricidad (SINC)”.

Leonardo Torres Quevedo

Uno de los grandes Ingenieros de la historia de nuestro país, Leonardo Torres Quevedo nació en Cantabria en 1852. Hijo de un Ingeniero al servicio del ferrocarril Sevilla-Cádiz, Torres desarrolló su educación en Bilbao y en París. Posteriormente, tras su paso por colegios de corte católico, ingresó en la universidad para convertirse en Ingeniero Civil, obteniendo el título en  1876. 

Este Ingeniero e inventor viajó por media Europa para impregnarse de los últimos desarrollos científicos y técnicos que se estaban llevando a cabo en países como Italia. Compaginó su desarrollo como Ingeniero con charlas sociales en el Ateneo de Madrid. 

Fruto de su cultivación en diferentes ámbitos, en 1890 presentó en Suiza, sin éxito, su primer proyecto de transbordador. Sus primeros inicios se realizaron en España, con un funicular piloto en Portolín, Cantabria, pensado para una persona y movido por dos vacas.

El segundo intento se produjo en Iguña, también en Cantabria, con motor mecánico, destinado al transporte de mercancías y con instalación eléctrica. En 1907, se da el paso al funicular del Monte Ulía, en Guipúzcoa y de ahí, en 1916, inaugura el aerocar o transbordador/funicular de las cataratas del Niágara en Canadá.

Esta construcción y explotación se llevó a cabo, en sus inicios, a través de la empresa Niagara Spanish Aerocar Co. Limited, dirigida por el hijo de Torres Quevedo.  

Pero Torres Quevedo, miembro destacado de la Academia de Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid y de la Real Academia Española, no terminó su carrera con el gran funicular. De hecho, una gran parte de la misma la dedicó al desarrollo de máquinas algebraicas, que, con los años, se convertirían en el prototipo de las calculadoras actuales. 

De esta figura, la de Torres Quevedo, se requiere una entrada única para explicar sus avances, especialmente en la creación de maquinaria imprescindible en el estudio de la ciencia (con ventajas incluso para Ramón y Cajal) y en la invención de elementos fundamentales hoy en día como el telemando. 

Fuentes: Instituto de Tecnologías Físicas y de la Información (CSIC) y Wikipedia.