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“Las personas sordas pueden ser lo que quieran ser. Los límites a los que se enfrentan vienen impuestos por una falta de accesibilidad del entorno”

Lunes, 06 Septiembre, 2021

En el número 419 de Cimbra hablamos con la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) sobre cómo afrontan los estudiantes, especialmente de Grado, sus estudios en una época, la de la COVID, que no permite una correcta lectura de los labios. También charlamos con Sonia Valcárcel, estudiante del Grado en Ingeniería Civil de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Civil de la Universidad Politécnica de Madrid sobre cómo ve la profesión y los retos a los que se ha enfrentado en estos últimos años. 

Confederación Estatal de Personas Sordas

“La Comunidad Sorda es el colectivo que participa de unos valores culturales y lingüísticos construidos en torno a la lengua de signos y a una concepción del mundo visual. La Comunidad Sorda está integrada por personas sordas y oyentes, de cualquier condición personal y social, que comparten el mismo legado lingüístico y cultural”. De esta manera, la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) define, para el conjunto de la sociedad, qué es ser sordo/a. 

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en su informe “Edad 2008”, la población sorda en España asciende a 1.064.000 millones de personas, un 2,3% del total de habitantes de nuestro país. 

Si bien se trata de un problema común, que se ha dado a lo largo de la historia del hombre, no es hasta 2003 cuando la Unión Europea solicita a sus países miembros considerar la lengua de signos como la principal vía de comunicación e integración de las personas sordas. Finalmente, la Ley 27/2007, de 23 de octubre, reconoce en España las lenguas de signos españolas y se decretan una serie de medidas para su implantación, especialmente en ámbitos educativos. 

A pesar de esta legislación favorable, aún queda mucho camino por recorrer y muchas dudas que solventar. El motivo de este artículo es la consulta de Samantha Vallejo, estudiante de Ingeniería Civil de la Universidad Politécnica de Madrid, sobre el trabajo a pie de obra de un Ingeniero sordo. Realizada a través del Consejo de Representantes de Estudiantes de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos e Ingeniería Civil. 

El testimonio de Samantha nos llevó a conocer a Sonia Valcárcel, a quien entrevistamos en este espacio, y a la Confederación Estatal de Personas Sordas, con quien hemos iniciado, desde el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas, una comunicación pensada para el largo plazo, dado que no existe un documento definitivo de la profesión en lengua de signos. 

Analizamos con ellos la realidad de los estudiantes sordos en nuestro país, especialmente los matriculados en Ingeniería Civil. 

Pregunta. ¿Cómo se enfrenta un estudiante sordo al estudio de una carrera? ¿Qué medios se ponen a su disposición para seguir las clases al 100%?

Respuesta. Como cualquier otro estudiante, con ilusión y ganas de aprender. Si bien, el alumnado sordo es consciente de que la falta de recursos y adaptaciones puede condicionar su paso por la universidad, del mismo modo que ha lastrado su experiencia educativa previa. Detrás de cada joven sordo que llega a la universidad, suele haber una historia de esfuerzo, tesón, sufrimiento y valor durante su infancia, niñez y adolescencia que acostumbra a hacerse extensiva a su etapa universitaria.

Cada año, asistimos a la desolación de estudiantes sordos que comienzan el curso sin intérpretes o no los tienen todo el horario lectivo. Incluso si usan implante coclear o audífono, en ocasiones se les niega la posibilidad de contar con este apoyo para seguir las clases. A ello se suman los estereotipos y prejuicios sobre sus capacidades. Y esto, además de discriminatorio y contrario a la legislación, denota una falta de conocimiento y comprensión acerca de lo que es la vida real de estos estudiantes. 

En este sentido, queremos dejar claro que las personas sordas pueden ser lo que quieran ser, y que los límites a los que se enfrentan vienen impuestos por una falta de accesibilidad del entorno. De ahí que desde la CNSE y su red asociativa apostemos por universidades que crean en las personas sordas, que garanticen su accesibilidad plena, y que sean capaces de entender la historia educativa previa de cada alumna y alumno sordo para así, poder dar respuesta a sus necesidades.

Pregunta. ¿Existen procesos claros y ayudas públicas para poder llevar a cabo los estudios de manera totalmente satisfactoria para el alumno? Por ejemplo, ¿quién organiza la incorporación a la universidad? ¿El alumno directamente?

Respuesta. Cada alumna o alumno sordo organiza su propia incorporación a la universidad, asesorados y acompañados en mayor o menor medida por los centros en los que estudian, al igual que lo hacen el resto de los alumnos. La diferencia radica en que su experiencia universitaria suele verse empañada por malas praxis y por un incumplimiento de sus derechos, que deriva en falta de información, aislamiento e incluso en una desmotivación y abandono de los estudios que hay que evitar a toda costa.

Al respecto, la legislación es clara. Los estudiantes sordos deben contar con los recursos humanos y tecnológicos que precisen para acceder en igualdad de condiciones a la práctica educativa: intérpretes de lengua de signos, subtitulado de todo el material audiovisual, bucles magnéticos, acceso a los apuntes, etc., además de interés y voluntad por parte de la comunidad educativa por aprender a cómo comunicarse con una persona sorda.  

En este sentido, son los propios centros quienes deben proveerles de estos recursos y entender sus necesidades como una cuestión de derechos y no un trato de favor o una posición de privilegio. Es injusto que se ‘obligue’ al alumnado sordo a valerse de fortalezas como la perseverancia, la paciencia, la negociación o la rebeldía, para poder sobrellevar la falta de empatía y de accesibilidad. Estas alumnas y alumnos tienen derecho a ser considerados más allá de su discapacidad, a demostrar quiénes son, y a disfrutar de la universidad en igualdad de condiciones que el resto.

Pregunta. En el caso de la Ingeniería Civil, ¿hay alguna adaptación diferente con respecto al resto de grados? ¿Existe algún protocolo definido en este caso?

Respuesta. El colectivo de personas sordas es heterogéneo y esta diversidad debe tenerse en cuenta a efectos del tipo de accesibilidad y adaptaciones que precise en el ámbito universitario. Para garantizar la igualdad de oportunidades de cualquier estudiante sorda o sordo, hay que poner a su disposición todos aquellos recursos humanos y tecnológicos que requiera y nadie mejor que él o ella para saber qué necesita. 

En lo relativo al trabajo de campo, no tenemos constancia de la existencia de un protocolo concreto, si bien sería interesante establecer líneas de colaboración entre el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas y la CNSE para desarrollar posibles pautas de actuación en este ámbito.

Pregunta. En el caso de un estudiante sordo de Ingeniería Civil que necesite ayuda o asesoramiento, ¿cómo puede solicitar una cita con vosotros? ¿A qué otras entidades se podrían dirigir?

Respuesta. Lo más habitual es que los estudiantes sordos, sea cual sea el grado que cursen, se dirijan directamente al servicio de atención a la discapacidad de sus universidades para solicitar ayuda o asesoramiento. Asimismo, estamos a su entera disposición ya sea en la CNSE o en cualquiera de las entidades que conforman nuestro movimiento asociativo.

La CNSE trabaja en red y comparte recursos con federaciones autonómicas de personas sordas que, a su vez, aglutinan a asociaciones provinciales y locales, de manera que se de cobertura a cualquier persona sorda y a sus familias en todo el territorio nacional.

Pregunta. En los últimos meses, las personas sordas han sido una de las grandes afectadas por el uso de las mascarillas. ¿En qué más ámbitos os ha afectado la COVID como colectivo? En el caso de la Educación, ¿cómo se han visto perjudicados?

Respuesta. La pandemia ha incrementado las barreras que afectan a la comunicación y a la interacción de las personas sordas con el entorno, y, por ende, también a su autonomía. Cierto es que todo es más difícil con mascarillas, pero, aunque la pandemia ha puesto el foco en ellas y en la consiguiente ansiedad que producen a las personas sordas, no es el único hándicap que encuentran en su día a día.

Antes de la pandemia, ya existía una patente falta de accesibilidad en el acceso al ámbito sanitario, a contenidos culturales o de ocio, a la práctica deportiva, en cursos de formación, a la hora de estudiar idiomas, de optar a un empleo, etc. Esas barreras no han desaparecido, siguen ahí. 

Asimismo, se han multiplicado los servicios de atención telefónica como alternativa a la atención presencial. Servicios que discriminan a las personas sordas y que imposibilitan el acceso a la información y a la comunicación en igualdad de condiciones. 

En lo que al ámbito educativo se refiere, a los problemas de comunicación que plantea el necesario uso de mascarillas, se suman muchas otras carencias que en nada contribuyen a garantizar el acceso a la educación de este alumnado. No siempre cuentan con apoyos docentes tan necesarios como pueden ser los asesores sordos especialistas en lengua de signos o los intérpretes, como tampoco disponen de materiales accesibles y de las ayudas técnicas oportunas.

Por otro lado, decir que esto es algo que no solo afecta al alumnado sordo, sino también a todos aquellos profesionales sordos que trabajan en los centros educativos y, por extensión, a cualquier trabajador sordo. Si no hay previsión, si no se buscan posibles adaptaciones que garanticen tanto la seguridad como la comunicación, tanto el alumnado sordo como los docentes sordos van a sufrir. De hecho, ya están sufriendo.

Pregunta. De cara a vuestras acciones de los próximos meses, ¿en qué ámbito pondréis el foco? ¿Se llevará a cabo alguna reivindicación especial en el área de la Educación?

Respuesta. Como antes comentábamos, urge asegurar el acceso a la información y a la comunicación de las personas sordas en todos los ámbitos, ya que es la clave para que puedan participar de los distintos bienes y servicios.

La transformación tecnológica y digital de nuestro país que se ha visto acelerada a raíz de la pandemia, está sometiendo a la exclusión y al aislamiento a miles de personas sordas. En este sentido, exigimos al gobierno central y a los gobiernos autonómicos que garanticen entornos plenamente accesibles e inclusivos que nos permitan participar en igualdad y ser parte activa de nuestro país, y que cuenten con el movimiento asociativo de personas sordas que engloba la CNSE, como actores de interlocución en el diseño e implementación de aquellas políticas públicas que incidan en las vidas de las personas sordas. 

Precisamente, durante los últimos meses hemos visto que hay ciertos recursos tecnológicos que pueden servir de ayuda tanto para los estudios como para la vida diaria y, que, sin embargo, muchas veces se desconocen. Al respecto, hemos previsto impartir una formación abierta sobre los mismos pues nos llegan muchas dudas de este tipo tanto de personas sordas, como de centros educativos y formativos.

Además, el peor o mejor acceso a la educación sigue dependiendo en gran medida de la comunidad autónoma donde resida cada alumna o alumno. Y, en este sentido, nuestra postura es firme: la educación es un derecho fundamental, y no un privilegio que dependa de territorios, de mayorías, de recursos económicos, o de sensibilidades.

Tanto si la educación es presencial como online, en cualquier escenario que se contemple durante la pandemia o una vez finalice, se debe garantizar que el alumnado sordo tenga a su disposición todos y cada uno de los recursos humanos y materiales que precisan para dejar de incurrir en comportamientos discriminatorios que solo causan ansiedad y desmotivación y que inciden negativamente en su desarrollo humano y profesional.

Sonia Valcárcel es estudiante de cuarto curso del Grado en Ingeniería Civil de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Civil de la Universidad Politécnica de Madrid. Como otros estudiantes, el proceso no ha sido fácil, si bien ella ha tenido que lidiar con un enésimo último inesperado: la pandemia y el uso de mascarillas. 

Entrevista a Sonia Valcárcel

Esta estudiante del cuarto curso del Grado en Ingeniería Civil apostó, primero, por un Ciclo Superior de Proyectos en Obra Civil, donde descubrió que su siguiente paso sería la universidad y, concretamente, acceder a la profesión de Ingeniería Técnica de Obras Públicas. 

Nos cuenta de dónde le surge su interés por las infraestructuras, cómo estudia habitualmente y los obstáculos que se ha encontrado por el camino, especialmente en los últimos meses.

Pregunta. Actualmente, te encuentras estudiando Ingeniería Civil en la UPM. ¿Cómo y cuándo decidiste que querías dedicarte a la profesión?

Respuesta. Durante la Educación Secundaria Obligatoria, viendo las asignaturas que tenía, la que me gustaba más era Matemáticas, por lo cual  avancé mucho en ellas. También en Tecnología y en Física. Después de acabar con la ESO y durante los dos cursos de Bachillerato, empecé a pensar que quería ser Ingeniera (en caso de que no hubiese plaza iría por otra rama de Ingeniería), pero, de aquélla, todavía  no tenía muy claro qué rama de Ingeniería me gustaba.

Gracias al Ciclo Superior de Proyectos en Obra Civil, me decanté mucho por la rama de puentes, carreteras y la Obra Civil en general. Al acabar con el ciclo, decidí escoger el grado de Ingeniería Civil.

Pregunta. A la hora de informarte sobre los diferentes Grados que existen en el sistema universitario español, ¿de dónde te llegó la información sobre la Ingeniería Civil? 

Respuesta. Durante el Ciclo Superior he estado informada de todo, entre Internet y la información facilitada por el instituto donde se imparte, a través de los profesores y de la orientación. A raíz de eso, supe que era lo que me gustaría estudiar en cuanto a las Obras Públicas (puentes, ferrocarriles, geotecnia, etc.). Dudaba entre estudiar en Lugo o en Madrid y, finalmente, me decanté por la segunda opción, por la claridad de los contenidos y también por motivos personales.

Pregunta. Desde el punto de vista de una estudiante sorda, ¿crees que hay más puntos que tener en cuenta a la hora de decidir estudiar un Grado u otro y en qué universidad? ¿Por qué?

Respuesta. No, creo que todas las universidades españolas ofrecen al menos tres servicios comunes, según las solicitudes (sistema de Frecuencia Modulada, servicio de interpretación y adaptaciones generales). Se puede escoger el Grado que se quiera, pero antes de eso hay que informarse bien sobre las salidas profesionales a la hora de la incorporación laboral y sobre las dificultades que se podrían tener.

Pregunta. En tu caso, ¿has necesitado apoyo para poder seguir las clases? En el momento del inicio de curso, ¿tienes que acudir a un organismo especial para tramitar este tipo de ayuda?

Respuesta. Sí, cuento con el apoyo de la Unidad de Atención a Personas con Discapacidad (UAD). Para poder seguir las clases en directo, sean online o presenciales, necesito el servicio de interpretación de lengua de signos porque soy una persona sorda, en mi caso, con un grado de sordera total.

Para estar al día con las asignaturas, necesito que me faciliten los apuntes, ya que no puedo recopilar información escrita y a la vez escuchar a mi intérprete, no tengo cuatro ojos para ser capaz de dar atendido a todo a la vez.

En cuanto a la tramitación, en todo el curso no es necesario acudir a la UAD ni a otro organismo que lleve ese tipo de interpretación (Federación de Personas Sordas de la Comunidad de Madrid u otras empresas privadas), puesto que se puede realizar la solicitud a través  del correo de la misma unidad. Ésta se hace con el convenio de contratación con el organismo que haya ganado el concurso para cubrir mis necesidades.

Pregunta. Hemos hablado con una compañera tuya, Samantha, que estudia en la misma universidad UPM. ¿Cómo os ha apoyado la UPM en este sentido? ¿Te has sentido arropada por la entidad y por los compañeros?

Respuesta. Desde el primer día, a ella (desde ETSI Caminos) y a mí (desde ETSI Civil), siempre nos han apoyado y nos han empujado, diciendo que se puede conseguir lo imposible si se quiere cumplir el sueño profesional. La UPM está abierta para dar la bienvenida a quienes quieran estudiar el Grado, incluidas personas con discapacidad (da igual qué tipo de discapacidad sea).

Hasta ahora, sí me he sentido arropada por la entidad, la mayoría el personal auxiliar  también se adapta a la hora de comunicarse conmigo oralmente o con gestos. Es el caso, por ejemplo, de la secretaria del centro donde estoy estudiando

También me he sentido arropada por mis compañeros, entre ellos y yo hay buena comunicación. Si en alguna cosa no nos entendemos. existen varias maneras para comunicarnos: Whatsapp, papel, etc. Tanto ellos como yo nos sentimos integrados en cuanto a la hora de realizar trabajos, consultas o dudas… Muchas veces mientras los profesores explican las normas de los exámenes, sin darse cuenta de que hay una alumna sorda, mis compañeros me indican con los dedos o me lo explican oralmente. 

Pregunta. A la hora de la incorporación al mercado laboral, ¿dónde te ves ejerciendo? ¿Crees que existen aún obstáculos para las personas sordas? ¿Crees que el desconocimiento por parte de la sociedad es uno de ellos?

Respuesta. Me gustaría trabajar como Ingeniera en alguna fundación como Once o Repsol o en algún Colegio, como es el caso del Colegio de Técnicos Ingenieros de Obras Públicas. Mi vocación es ayudar a resolver proyectos.

A la hora de la inserción laboral, existen aún obstáculos por culpa de la discriminación y de varios aspectos que, en ocasiones, presentan las empresas u organismos públicos (estereotipos, miedos y desintegración). Cuando se selecciona a una persona con discapacidad sin saber qué tipo de discapacidad posee, al enterarse de que es sordo/a, se ponen excusas como que no puede desempeñar el trabajo por determinadas causas (teléfono, etc.) y que es ideal para trabajar trabajos menos cualificados. Por ello, se piensa que los sordos carecen de capacidades y de habilidades.

La Comunidad Sorda es una minoría y, por lo tanto, se desconoce mucho sobre la misma en cuanto a cultura y existencia de la lengua de signos. 

Para leer el artículo completo, en
Cimbra 419.