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Grandes Infraestructuras. El puente de San Pablo

Jueves, 09 Septiembre, 2021

Cuenca existe y es Patrimonio de la Humanidad. La ciudad castellano-manchega alberga un sinfín de monumentos y construcciones, principalmente de origen medieval, que transporta a sus visitantes a siglos anteriores. Dentro de su conjunto histórico, destaca una infraestructura de hierro que une el caso antiguo con el viejo Convento de San Pablo, hoy Parador Nacional. 

Se trata del puente del mismo nombre, cuyo origen se remonta a 1538, cuando dio inicio su construcción por orden de Juan del Pozo, canónigo, para salvaguardar la hoz del río Huécar, de gran profundidad.

Realizado en piedra, con finalización en el 1589, su estructura nada tenía que ver con el que conocemos hoy en día. El puente estaba formado por cinco arcos (“un elefante de cinco patas”, como lo definió Pío Baroja) y el peso recaía en cuatro grandes pilares.

No obstante esta estructura, pensada para aguantar durante siglos, pronto fue sufriendo daños irreversibles. Quizá por el gran número de maestros que se hicieron cargo de la infraestructura (se cuentan hasta seis), el puente sufre el primer derrumbamiento en 1786. Aun con los pilares en pie, dos años después se inician los trabajos de recuperación por parte de Mateo López. Poco tiempo después, un segundo arco se desmoronó y, en 1895 se optó por derrumbar, definitivamente, la construcción en piedra. 

El nuevo puente

Llegamos al siglo XX, concretamente a 1903, cuando la congregación de San Julián (patrón de Cuenca) y la iniciativa del obispo consiguen fondos suficientes para la construcción de un nuevo puente. Cabe resaltar que se trata del acceso principal desde el convento a la ciudad, quedando éste de otra manera prácticamente aislado de la vida urbana. 

El Ingeniero Civil José María Fuster y Tomás, valenciano, lleva a cabo los trabajos, que se realizan en madera y en acero, planteando una estructura más sólida que la anterior. Los materiales se realizaron también en Valencia, siendo un puente llamativo para la época y el entorno (no hemos de olvidar que la ciudad de Cuenca, con las Casas Colgadas a un lado, es medieval). 

De esta manera, esta infraestructura, inaugurada en 1903, “presenta 60 metros de longitud, elevado 40 metros  y apoyado en los pilares de arranque de sillería del puente anterior y, en el centro, en un puntal de hierro (Universidad Politécnica de Valencia)”. Dependiendo de la fuente, su longitud podría extenderse hasta los 100 metros, siendo su altura en algunos puntos de 60 metros (Wikipedia). 

En cuanto a su función, permite el acceso a pie (dado que el tránsito rodado está prohibido) desde el Convento de San Pablo, que da nombre al puente, hasta la vía que comunica las Casas Colgadas con el centro de la ciudad. 

De esta manera, se aseguraba el abastecimiento de los monjes allí instalados y su comunicación, en una proeza, ahora sí, de la Ingeniería Civil que llamó la atención de los expertos a principios del siglo XX por recoger la tendencia del momento, inspirada por la torre Eiffel: “Un puente-viga de acero en celosía inferior, apoyado en potentes estribos de fábrica con grandes sillares de caliza, que veía la luz un 19 de abril de 1903, gracias al obispo de entonces, Wenceslao Sangüesa, que se hizo cargo de las 60.000 pesetas de su construcción. Obra del Ingeniero valenciano José María Fuster Tomás y ejecutado por la empresa Bartle y Compañía, se erigió sobre parte de los pilares de su antecesor de piedra y cinco ojos desiguales, construido en la segunda mitad del siglo XVI para que los religiosos del convento de San Pablo pudieran acceder con más facilidad a la ciudad (Las Noticias de Cuenca)”.