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Día Mundial del Peatón en el CITOP

Martes, 17 Agosto, 2021

Hoy, 17 de agosto, se celebra el Día Mundial del Peatón, llevado a cabo por la Organización Mundial de la Salud y con motivo de la fecha del primer atropello con víctima en Londres en 1897. Se trata de un día en el que se conciencia, tanto a viandantes como a conductores, de la necesidad de convivencia entre ambos para el mantenimiento de la Seguridad Vial y la reducción de accidentes, algo que solo se ha conseguido durante la COVID. 

Así lo especifican los datos aportados por la Dirección General de Tráfico y en relación a 2020: “Durante el año 2020 se han producido en las vías interurbanas 797 accidentes mortales en los que han fallecido 870 personas y otras 3.463 requirieron ingreso hospitalario, lo que supone un descenso de un 21 por ciento en el número de accidentes y fallecidos (-213 accidentes y -231 fallecidos) y un descenso del 22 por ciento en heridos graves (-970). Es la cifra de fallecidos más baja de la historia y la primera vez que el número de fallecidos en vías interurbanas es menor de 1.000, un hecho que hay que encuadrar en el contexto de la pandemia del COVID-19 y las limitaciones a la movilidad impuestas para frenar su propagación, que han reducido los desplazamientos un 25 por ciento y por consiguiente la siniestralidad vial”.

Del total de accidentes, en 2020 se produjeron 91 fallecidos por atropello, un 10% que en 2019. La cifra final de peatones fallecidos fue de 92, un dato que, según la DGT, no tiene cabida. Por ello, entre los retos que se ha planteado la agencia, se encuentra la disminución de las víctimas. Esto se conseguirá, entre otras medidas, con la implantación de la nueva velocidad en las ciudades (de 30 kilómetros por hora) y las normativas futuras en torno al uso de nuevas fórmulas de movilidad como el patinete: “Con motivo de la entrada en vigor de la aplicación de los 30km/h en las vías de un único carril por sentido en las ciudades el próximo 11 de mayo, la DGT ha elaborado un documento con recomendaciones para los ayuntamientos, que da también respuestas a las dudas y casos que las administraciones locales han ido planteando al respecto […] Creación de un grupo de trabajo con los principales ayuntamientos para debatir sobre la ordenación y disciplina de los vehículos de movilidad personal en las ciudades, en base a la experiencia acumulada. Desde el 2 de enero, estos vehículos son catalogados como vehículos y sus conductores están obligados a cumplir las normas como el resto de conductores. En este grupo de trabajo se debatirán cuestiones tales como uso o no del casco, chaleco reflectante, edad mínima para conducir…”. 

En cuanto a su perfil, desde León Noticias detallan aún más a qué tipo de víctima nos enfrentamos, según los datos aportados por la plataforma Acierto.com: “Si analizamos los datos de manera pormenorizada observamos que 7 de cada 10 peatones fallecidos tenían 65 años o más, aunque existe una incidencia mayor a partir de los 75 años. Y hasta el 85% de los accidentados sufren secuelas permanentes. Unos accidentes que se dieron en mayor medida dentro de las poblaciones, sobre todo en aquellas más grandes (las grandes ciudades registran un número superior de percances). Los cruces, intersecciones, semáforos y lugares no habilitados para la circulación de peatones son especialmente peligrosos. Ahora bien, los atropellos marcha atrás en las vías urbanas son los más comunes. De hecho y por desgracia, en 8 de cada 10 de estos siniestros la responsabilidad fue del conductor. Los casos en los que el peatón actuó de forma imprudente o circulaba por un lugar inadecuado no alcanzan el 20%”

Para poder frenar el número de víctimas de atropello en las urbes, asociaciones internacionales como Ciudades que Caminan han llevado a cabo un manifiesto con 25 ideas clave para la consecución de estos retos, que tanto preocupan a nivel internacional. 

Entre ellas, destaca el empoderamiento del peatón, siendo, ante todo, una persona. La cosificación de las cifras, en ocasiones, nos lleva a olvidar que se trata de vidas humanas que se encuentran en riesgo ante una mala planificación urbanística o una conducción inapropiada. 

En este sentido y teniendo en cuenta el papel de la Ingeniería Civil en la consecución de las nuevas y antiguas ciudades, desde el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas analizamos las acciones básicas de la profesión en la obtención de una mayor Seguridad Vial.

Zonas de Bajas Emisiones

El establecimiento de estas áreas cumple con un doble objetivo. Por un lado, la peatonalización del centro de las ciudades (con un planteamiento de que se lleve a cabo en los municipios de más de 50.000 habitantes).

Por otro, la reducción de emisiones por el uso inadecuado de los vehículos de motor. El fomento del transporte público y de los trayectos a pie por parte de sus habitantes conllevará la creación de espacios sanos y seguros para la mayoría de la población, tanto la residente como la visitante. 

En este sentido, se utilizan herramientas como el urbanismo táctico, que trata de remodelar el centro de las grandes urbes con mobiliario urbano y elementos de bajo coste para crear áreas en las que los vehículos cuenten con acceso restringido. Esta idea, por ejemplo, ya se está implantando en Barcelona. En el caso de Madrid, con la restricción de acceso a los coches en el centro, se está llevando a cabo un sistema de multas y de reconversión de calles en 100% para peatones. 

No obstante, para asociaciones como Ciudades que Caminan, estas medidas no son suficientes, proponiendo más acciones en este ámbito: “Tal como están concebidas hoy las ZBE, para ciudades de más de 50.000 habitantes, se deja fuera a una gran parte de la población urbana del país, por ello se estima que debería ser obligatoria en municipios de al menos 20.000 habitantes, y que los que tengan más de 50.000 deberían tener uno de estos espacios restringidos pro cada distrito de 50.000 habitantes, con lo que una ciudad de 200.000 personas debería tener 4 ZBE y las más grandes, 20 de esas zonas por cada millón de habitantes”.

Nuevo urbanismo

Se trata de una corriente, con origen en Estados Unidos en 1979 y propulsada por el promotor inmobiliario Robert S. Davis, que establece la construcción de las ciudades según el tiempo de caminar de los peatones.

De esta manera, las urbes (por supuesto, las iniciadas desde cero) se diseñan de tal manera que sus puntos principales de servicio y de ocio se encuentren a una distancia cómoda para llevarla a cabo a pie. 

Si bien hasta ahora no se ha desarrollado de manera masiva, especialmente en Europa, con ciudades con siglos de historia y ya vertebradas previamente, los nuevos barrios que se están llevando a cabo tratan de establecer unos mínimos sostenibles. En primer lugar, a través del fomento del transporte público. En segundo, con espacios verdes y caminos amplios que permitan realizar las tareas básicas (como ir al colegio o al médico) a pie. 

Los ecodistritos o ciudades colaborativas, como así definen a los nuevos barrios desde el Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Universidad Politécnica de Madrid, pueden ser una solución a largo plazo: “Un ecodistrito que se concibe como un conjunto de microbarrios. Un nuevo espacio urbano, complejo y diversificado, con un programa de desarrollo basado en la buena articulación de la ciudad y el territorio, fundamentado en las tesis del urbanismo ecológico como marco de referencia proyectual y en el modelo territorial que propone, a la vez: "más campo, más ciudad". 

El ecodistrito se basa en la compacidad/diversidad, en la complejidad/calidad, en la eficiencia/factibilidad, en la cohesión social/integración, en la autocontención en la movilidad interna y externa/intermodalidad y en la modelización y evaluación continua del modelo. 

Diseño, gestión y mantenimiento de las ciudades es una de las tareas clave de la Ingeniería Civil. Con los nuevos retos propuestos desde diferentes agentes sociales, el Ingeniero Civil ha de conseguir la correcta unión entre las necesidades de los habitantes y las exigencias del cambio climático.

De esta manera, las nuevas infraestructuras han de cumplir con sus funciones de abastecimiento, especialmente en el caso de las ciudades, y de urbanismo verde y decorativo. Crear espacios limpios y que fomenten la movilidad a pie es fundamental para la reducción de los atropellos.